domingo, 15 de mayo de 2011

De un bonito sueño

-Peque… Despierta…

Anna dormía plácidamente en su cama, envuelta en la oscuridad de la noche, sin apenas escuchar nada…

-Peque… Despierta.- De nuevo esa dulce voz le llamaba, hasta que por fin abrió los ojos. Al principio, apenas veía nada, hasta que se acostumbró a la oscuridad y lo que vio le hizo pensar que estaba soñando: en el borde de la cama, se encontraba un extraño hombre, envuelto en un viejo abrigo. En su boca pendía haciendo equilibrios un cigarrillo de chocolate. Detrás de sus gafas unos ojos la miraban con dulzura, y oculta tras su barba rala se encontraba una sonrisa. Sus cabellos caían sobre su rostro dándole un halo misterioso…

-¿Terry? –dijo Anna extrañada…

El Viejo Cuentacuentos sonrió y dijo:

-Es uno de mis nombres…

-¿Esto es un sueño?

-Por supuesto… Un sueño que he fabricado sólo para ti… ¿Me acompañas?-Y diciendo esto le tendió su mano. Anna, apenas sin saber que hacer confió en el extraño que le transmitía una paz que no sabía describir, y cogió sus manos…

Cuando se dio cuenta estaba en una parada de autobús. El Viejo Cuentacuentos miraba su reloj, impaciente, cuando por fin un extraño autobús paró allí mismo. Anna subió, seguida del Viejo Cuentacuentos que habló con el conductor, quien Anna juraría que era un extraño erizo…

Cruzando el autobús se encontraba el revisor pidiendo los billetes. Anna se rió al ver que llevaba unas manos de gomaespuma, unas manos de monstruo como si pretendiera asustar a alguien con ellas. También observó que en los asientos delanteros había una dulce niña que dormía plácidamente, y a la que el Viejo Cuentacuentos besó en la mejilla al pasar a su lado para sentarse con ella.

El Viejo Cuentacuentos pasó su brazo por su hombro y la besó en la cabeza. Anna se recostó sobre él, sintiendo el viejo abrigo en sus mejillas, sintiendo el traqueteo del autobús que hizo que se quedara dormida…

-Peque… Despierta…

Cuando Anna despertó, el autobús había parado… Medio dormida siguió al Viejo Cuentacuentos que la guió hacia fuera, encontrándose en una ciudad que le era familiar…

-Ven…-le dijo el viejo Cuentacuentos-cierra los ojos…

Anna cerró los ojos, y al volverlos a abrir se encontró en una habitación donde en una cama yacía una pequeña niña que dormía plácidamente. Anna enmudeció al reconocer a la pequeña de la cama… Dos lágrimas cayeron por sus mejillas al ver que se encontraba en la habitación de Nuria… Dos lágrimas que el Viejo Cuentacuentos recogió en sus manos…

-Puedes acercarte a ella… No se despertará…

Anna miró al Viejo Cuentacuentos y lentamente se acercó a Nuria… Acarició sus mejillas sonrosadas y la observó dormir, se recostó a su lado y la abrazó… La niña seguía dormida, con el único cambio de una sonrisa que se dibujaba en sus labios…

El Viejo Cuentacuentos la observaba en silencio. Sonriendo. Con un gesto de su mano le indicó otro cuarto, donde Anna sabía perfectamente a quien vería: se trataba de Pol, a quien tanto había echado de menos… De nuevo unas lágrimas juguetonas se derramaron por sus mejillas, y de nuevo el Viejo Cuentacuentos las recogió con sus manos. Observó como Anna acariciaba los cabellos de su sobrino, como su sonrisa crecía en sus labios, como el amor que sentía por ellos inundaba la habitación… Y permaneció en silencio, admirando la escena…

De nuevo se acercó a ella y le dijo que cerrara los ojos. Anna sabía que podía confiar en él pero al abrirlos de nuevo se encontró en otra habitación. Sola. El Viejo Cuentacuentos no estaba con ella.

Fuera del edificio, el Viejo Cuentacuentos “encendía” un nuevo cigarrillo de chocolate. Sonreía. No podía estar con ella ya que en ese sueño, tres se convertirían en multitud. La dejó disfrutar de su amor, de su cariño, dejó que durmiera de nuevo y sin que apenas se diera cuenta la llevó de vuelta a casa…

Anna sonreía… Una sonrisa que valía millones… Besó su frente, orgulloso del sueño que le había regalado, aún sabiendo que a la mañana siguiente no recordaría su persona… Pero su sonrisa seguiría en sus labios…

Y cada noche la llevaría en ese viejo autobús, ese autobús de los sueños que le llevaría con la gente a la que echaba de menos, y cada noche recogería sus lágrimas de felicidad, porque los sueños se fabrican con ellas, con esas lágrimas que salen cuando la felicidad es tan grande que tus ojos no la aguantan… Y con ellas fabricaría más sueños, siempre intentando arrancar más sonrisas….

Draw your swords

Terminó de cepillarse los dientes y se secó la boca con la toalla. Lavó el cepillo y lo guardó en el vaso que había dentro del mueble colocado en la pared. Al cerrar la puerta de éste, se vio reflejado en el espejo; aguantó su mirada.

Nunca se consideró guapo, aunque últimamente eran muchas las que intentaban hacerle ver que se equivocaba. Miró sus cabellos, cada día más largos, cayendo de nuevo sobre su rostro. Nunca imaginó que volvería a ver eso, que volvería a mirar a través de ellos. Observó su barba dejada. Hacía un par de meses que la cuchilla no acariciaba su rostro, curiosamente desde que se terminara todo.

El pelo y la barba ocultaban su rostro. Apenas se podían ver sus ojos. Le gustaba poder mirar sin ser visto.

Tras unos minutos aguantando su mirada, analizando la persona que le miraba desde el espejo, consiguió romper el hechizo y salió del baño, buscando las llaves, cartera y móvil.

Se colocó los cascos en las orejas, aislándose así del mundo, cómo no conseguía decidirse en la música que poner, dejó que el azar eligiera por él. Tampoco importaba la música, apenas la escuchaba, pero le ayudaba a pensar, y así salió de casa…

Del bolsillo trasero de su pantalón cogió un paquete de cigarrillos. Lo abrió con parsimonia y secuestró uno de ellos que se posó en sus labios haciendo un extraño equilibrio. Vio que en la cajetilla quedaban pocos compañeros de éste. Hacía poco que había empezado a fumar, intentando ocultar el sabor de los besos que nunca le daría.

Una profunda calada llenó su boca de aquel sabor amargo y suave a la vez. Caminaba en silencio, sin prisa al mirar la hora y darse cuenta que llegaba a tiempo para su cita.

En sus oídos Kurt Cobain le juraba que no tenía una pistola, o Manu Chao le prometía que siempre estaría a su lado, así era la variedad de música que guardaba en su móvil… De pronto sin embargo, sonó una canción que hacía poco una amiga le había dado a conocer, curiosamente justo cuando llegó a su cita (un poco tarde).

Allí estaba ella.

Seria.

Esperándole.

La canción que sonaba en sus oídos y que sólo escuchaba él había llegado a un curioso estribillo

(‘cause you are the only one)

mientras él, en silencio la miraba desde el otro lado de la calle

(‘cause you are the only one)

no podia dejar de mirarla, allí de pie, tal como la conociera hacía casi año y medio

(‘cause you are the only one)

se acercó entonces y ella hizo algo que nunca dejaba de sorprenderle: sonrió de una forma que siempre conseguía arrancarle a él una sonrisa en respuesta a la suya

(so come on, love, draw your swords)

y en aquel momento se dieron ese abrazo que los dos deseaban tanto. Ese abrazo que ninguno dudaba en disfrutar, en perderse en él, sin pensar que podría terminar. Ese abrazo que tantas veces anteriormente se habían dado… Sintió su corazón intentar unirse de nuevo al de ella, pero él le había atado con fuertes cadenas que se lo impedían

(shoot me to the ground)

se separaron un segundo y él la miró a los ojos. Sonreía.

(you are mine, I am yours)

Le encantaba su sonrisa. Era mágica. Salía pocas veces en su rostro misterioso, pero ella siempre conseguía encontrarla por muy escondida que estuviera, y eso le hacía sentir especial. Y él lo sabía.

(lets not fuck around)

Miró a sus ojos. En ellos vio ese cariño que ella sentía por él, un cariño casi infinito; vio en ellos esa luz que una vez hizo que se enamorara de ella, vio el rostro de esa niña pequeña que nunca tendrían juntos, ese futuro imaginario que nunca existiría.

(the only one)

Y así empezó aquella tarde mágica entre los dos… Aquella noche en que no importaba el pasado, ni el futuro… Sólo importaban ellos dos, riéndose como siempre, disfrutando del amor que rezumaba entre ellos, una noche que como siempre se hacía corta para poder expresar todo lo que ambos guardaban en su interior.

Él estaba enamorado.

Ella estaba enamorada, pero de una forma extraña.

Sin embargo los dos se amaban. Más de lo que nadie había amado a otra persona en este universo. Capaces de terminar la frase del otro. Ella nunca le había dejado solo. Él nunca dejaría de luchar por su sonrisa… Porque cuando sus corazones se unieron, al separarse cada uno se llevó un trozo del otro… Porque se necesitaban pese a todo, porque entre los dos habían inventado una nueva forma de amar…

La noche dio paso al día, como siempre apenas se habían dado cuenta del paso de las horas. Ella debía volver con él, con la persona que era dueña de sus besos. Y él lo sabía, y aunque eso le quemara por dentro como una brasa al rojo vivo, el mero hecho de verla sonreír, de verla feliz de nuevo, hacía que por un segundo se le olvidara todo.

Un abrazo de despedida. Esta vez ella se dejó rodear entre sus brazos, sintiendo como su barba le hacía cosquillas, como sus manos le acariciaban sus cabellos dulcemente, sintiendo todo el amor que sentía por ella…

Él sabía que cuando ese abrazo se terminara, ella se iría, pero dejó de pensar en ello para poder disfrutarlo.

De nuevo se separaron un segundo y ambos sintieron ganas de unir sus labios como antaño, como aquellas noches en que las palabras sobraban y pasaban horas en silencio, consiguiendo decirse más cosas que muchos con grandes discursos…

Ella le susurró dos palabras fugitivas. Él apenas pudo responderle, sintiendo como su beso moría en sus labios.

Una vez aceptada la imposibilidad de estar alguna vez con ella, todo iba bien. No más fácil, pero era la única forma de no perderla… Aunque ella dijera que nada era imposible, él sabía que había cosas que sí lo eran.

El abrazo se disolvió poco a poco, acabando cogidos de la mano.

Debía marcharse. Y aunque le doliera sobremanera, él lo sabía.

Permaneció mirando como se alejaba, de nuevo con esa canción en su cabeza, que hacía de la escena, algo sacado de esa clase de películas románticas que tanto odiaba

(‘cause you are the only one)

por fin dobló una esquina, y en su mano observó dormida su maravillosa sonrisa, la puso con cuidado en su bolsillo, y mientras amanecía se dirigía cansado a casa, deseando poder volver a verla de nuevo, deseando sentirla de nuevo entre sus brazos, aún sabiendo que (tal vez) nunca podría volver a besarla.

Y en aquella noche que ya terminaba se escucharon dos palabras fugitivas que por fin habían encontrado el valor de salir

(‘cause you are the only one)

domingo, 25 de octubre de 2009

De una historia de amor como otra cualquiera

Se conocían desde hace tiempo, tanto que eran capaces de hablar sin siquiera emitir ningún sonido. Pasaban el tiempo mirándose el uno al otro, admirando la belleza que tenían enfrente, sin siquiera necesitar nada más… Un día tras otro, tras otro, amándose apasionadamente, sintiendo como el deseo creía dentro de ellos.

-Me gustaría tocarte- decía él.

-Me encantaría ser tocada por ti.-contestaba ella.

-Deseo besarte-decía él.

-Me encantaría ser besada por ti-contestaba ella.

Sin embargo aún no habían podido saciar sus deseos, aún no habían podido unir sus almas en un beso, ni siquiera rozar sus cuerpos… La distancia los separaba, una distancia tal vez muy pequeña, pero que se hacía infinita.

Día tras día, él la admiraba. Día tras día él la deseaba.

Día tras día ella veía como le miraba. Día tras día ella veía como la deseaba y tímidamente se sonrojaba.

Se conocían desde hace tiempo, tanto que eran capaces de hablar sin siquiera emitir ningún sonido. Se amaban casi desde el primer momento, pero nunca habían podido superar esa distancia.

-Paciencia-le decía ella.

-Paciencia…-contestaba resignado él.

Entonces, un amanecer de primavera ocurrió. Lentamente él despertó y como todos los días la miró: su belleza no era de este mundo, tan blanca como la nieve, tan verdes sus ojos que eran como esmeraldas… Y supo nervioso que había llegado el momento. El momento en que por fin podría besarla…

Estaba nervioso.

Estaba nerviosa.

Él cerró los ojos y dejó que todo ocurriera, Sintió cosquillas mientras buscaba su beso, mientras imaginaba qué sería tocarla. Y se dejo llevar.

Ella mantenía los ojos abiertos, viendo como su beso llegaba, observando como por fin la distancia era superada, sabiendo que pronto su amor daría sus frutos. Tenía miedo, no podía negarlo. Tenía miedo, la primera vez que estarían juntos en cuerpo y alma… Y se dejó llevar.

Ningún beso fue como ése que se dieron aquel día. Ningún ser vivo hizo el amor como ellos, lentamente, con cuidado para no hacerle daño, con cosquillas, con inocencia, con pasión, con inocencia…

Y el insecto, inocente en su trabajo, ni siquiera sabía que estaba pasando….





sábado, 24 de octubre de 2009

De una vuelta a la oscuridad

Porque como siempre es la oscuridad la que me aloja en su seno, ocultándome de miradas hipócritas, dándome la vida, siendo más que la ausencia de luz...

El mundo ha cambiado, he tardado demasiado en darme cuenta pero al final he reaccionado; comienzo una metamorfosis dolorosa: la oruga que se convierte, no en mariposa, sino en un ser indefinido, cuya forma aún está por determinar...

Y es que tantas veces que he amado, tantas veces que he repetido un continuo ciclo de conocer / amar / olvidar, de ilusionarme / desilusionarme... Tantas veces que he deseado tenerte en mis brazos, de acariciar tus cabellos y decirte con palabras sinceras: "todo pasará, todo pasará..."

Tantas veces que he buscado el amor y cuando lo he encontrado resulta que más que una posesión fue un alquiler, pocas veces siendo el primero y nunca el último... Tantas veces que he sentido la rabia recorrer mis venas, de intentar odiarte, de aborrecer al ser amado... Tantas veces que lo he intentado y nunca me di cuenta que era tan fácil.. .

Y por eso no conseguía hacerlo, porque búscaba complicadas cábalas, hechizos olvidados, conjuros de birli birloque... Sin darme cuenta que todo era más sencillo...

La gente viene y se va, va y viene, cada una dejando un rastro de su persona en nuestra vida, cada una dejando una experiencia que con el tiempo nos enseñará algo, pero que ahora guardamos sin saberlo en el fondo de nuestro corazón... Un corazón roto en pedazos, tantas veces que la sola idea de recomponerlo me da risa, habiendo quedado trozos por el camino: tú te llevaste uno, aquella pequeña del colegio, la de las coletas que tímidamente me dio un beso, mi primer beso, en aquel inocente juego de "El Conejo de la Suerte", cuando los besos eran puros y castos, llenos de una sensación de cosquilleo en el estómago que poco a poco se fue perdiendo... Aquella niña de azul, la de las coletas, se llevó un trozo de mi corazón...

Y qué es lo que harás con ese trozo... La verdad lo desconozco, ya que no me pertenece, pero sé que él velará cada uno de tus sueños cada noche, que me podrás olvidar, que puede que ya lo hayas hecho, que puede que la tristeza se haya terminado para siempre y tu sonrisa sea un tatuaje perpetuo en tu rostro...

Y la verdad es que me alegro de ello: Lo único que puedo echarte en cara es que permitieras que me enamorara de ti y ni siquiera eso, porque ambos dos sabíamos que pasaría, ambos dos sabíamos las reglas del juego...

Pasará el tiempo, lo sé, un tiempo en que no existiré y de pronto encontrarás algo que te hará recordarme: un escrito en una servilleta de papel, un beso perdido en tu mejilla, un sueño que te regalé... Cualquier cosa que sea parte de mí y que te haga pensar en mí... Y en ese momento sólo Dios sabe que pasará...

Ojalá pudiera decir que es el alcohol el que habla por mí, ojalá pudiera decir que la continua juerga, la orgía y la bacanal han secado lo que sentía por ti... Pero simplemente es la oscuridad que me llena, aquella de la que huía y que pacientemente me esperaba; y no creas que siento miedo ante mi metamorfosis. Al contrario, puedo decir que la espero, que la deseo... Simplemente tengo miedo de la frialdad que siento ante todo lo que está pasando, la impasibidad ante esta falta de luz....

24-10-09

6:57 a.m


lunes, 12 de octubre de 2009

De un 9 de octubre de 2009. Reflexiones de un treintañero novato

El 9 de octubre de 1940 nació John Lennon.

El 9 de octubre de 1964 nació Guillermo del Toro.

El 9 de octubre de 1967 asesinaron al Comandante Che Guevara.

Y fue el 9 de octubre de 1979, hace ya la friolera de treinta años, cuando mis pulmones tomaron por primera vez su primer aliento y por manías que tiene uno, le cogí el gusto y aún no he parado.

Fue en ese año en que debido al amor de dos personas maravillosas, nació éste que os escribe, dos personas a las que nunca he demostrado el cariño que se merecen, por ser como soy y que he decepcionado tantas veces que ya no sé ni contarlas y que siguen ahí pese a todo...

Y es que en este año de 2009 en que los niños pequeños aprenden a decir crisis antes que papá: Crisis económica, crisis personal, crisis de los treinta, crisis matrimonial, joder si hasta en el universo DC están con la llamada Crisis Final. Pues en este año se me ocurre a mí cumplir treinta tacos...

Debo decir que tenía miedo. Ninguna de mis expectativas de cuando era pequeño se han cumplido. También debo decir que mi cumpleaños empezó con una pequeña desilusión y es que nunca aprenderé que la ilusión siempre es más rápida que su hermana gemela que es más paciente y tarda un poco más en llegar, aunque siempre llega...

También debo aprender que el día tiene 24 horas, y que los fines de semana son muy largos y que tengo unos amigos que valen su peso en oro. Muchas gracias a todos por este gran cumpleaños.

En estos treinta años han pasado mil cosas: he conocido a mucha gente, gente que me ha enseñado cosas increíbles, a amar, a odiar, a reír, a ser feliz, a estar triste...

Mucha gente se ha ido de mi vida. Algunos porque así lo quiso el destino. Otros porque nuestros caminos se separaron. Y otros desgraciadamente, porque al ser como soy se fueron cansados de intentar penetrar mi armadura, consolándome en la idea de decir que todos tarde o temprano se van de mi vida, sin saber que era yo el que los echaba...

He cometido muchos errores, pero nunca he huido de sus consecuencias (algunas de las cuales sigo pagando aún).

He mantenido una amistad que ya quisieran muchos , con los amigos de toda la vida y con algunos nuevos, con los que celebré mi cumpleaños, rodeado de ellos, mi segunda familia.

He escrito historias maravillosas, creado mundos enteros, personajes tiernos, odiosos, un Viejo Cuentacuentos que no se cansa de contar historias sin darse centa que ya apenas le escucha nadie...

He conocido a la persona cuya alma fue una con la mía en otra vida, lástima que en ésta no puedan unirse...

Y es que al haber nacido del amor de dos personas, dos personas gracias a las cuales estoy escribiendo esto, que me han enseñado como debo ser, soy un ser de amor, un avatar del cariño que a la vez odia que le den alguna muestra de él, al no creerse merecedor de ella. POrque, no soy nada del otro mundo, simplemente hago lo que creo que está bien, siempre intentando arrancar una sonrisa, siempre ilusionado con esa historia que quiero contarte, sin pedir nada a cambio, simplemente que esa noche duermas soñando con ella...

Me han acusado de estar siempre triste, de que me gusta ese estado... Puede que sea cierto, ya que si fuera más egoísta, si fuera menos soñador sería más feliz, los pies en la tierra y pasadno de todo y de todos. Sería más feliz sí, pero no sería yo, y vosotros no estaríais a mi lado...

Y es que eres tú quien debe sentirse afortunado o no de recibir este mail, esta divagación nocturna y si alguna frase te ha gustado, tómala, quitámela de las manos y úsala en tu beneficio. Hazla tuya. Tienes mi permiso.

Treinta años ya...Tres decadas llenas de cariño, ilusión y desilusión... Tres decadas llenas de risas y algún que otro llanto. Tres decadas que no cambiaría por nada.

domingo, 13 de septiembre de 2009

De Un Orgullo Friki

Por fin tras varios intentos, conseguí mi ejemplar de Spider-Man en italiano. Agradecimientos especiales a mi amiga Bea, que se acordó de traérmelo la tía.

Ya son cinco los idiomas en los que tengo cómics de Spidey (aparte del idioma cervantino, claro está): en checo, en alemán, francés (gracias Anita, I loviu!), italiano e inglés.

L'uomo ragno

La verdad es que es un capricho friki, un paso más en esta carrera de frikismo que es mi vida. Porque es así y sintiéndolo mucho: estoy orgulloso de ser friki, aunque en estos tiempos oscuros, la palabra esté devaluada, y debido a las tan esperads adaptaciones cinematográficas todo el mundo se haga el entendido en cómics o lleve camisetas con mis adorados personajes, compradas en Bershka o en HyM.

Fue curioso el otro día cuando en un bar vi a un tipo con una camiseta de Estela Plateada dibujado creo por John Buscema. Con un par de cervezas de más me acerqué a él y le dije:

-Alaa! John Buscema en vena! Ese tío era un artista!

El tío me mira y me dice;

-Joder, yo sólo me la compré porque me gustaba.

Y es que es así, el frikismo ha dejado de ser algo de minorías para salir al exterior y ser mancillado por la estúpida moda.

Ahora todo el mundo es friki, ahora a todo el mundo le gustan los tíos en pijama y saben más que nadie de ellos. Me dicen, orgullosos y convencidos, que Lobezno es hermano de Dientes de Sable, que el Joker mató a los padres de Batman y que a Spider-Man le picó una araña modificada geneticamente... Todo lo que sale en las pelis, oiga.

Señores, me parece bien que veáis pelis,me parece estupendo que os gusten, que os compréis camisetas... Pero no queráis ser más frikis que el friki, porque ser friki no consiste en tener mas muñequitos de Star Wars que nadie, ni en tener camisetas con brillitos ni nada de eso. Porque el ser friki hace que pueda ver pelis que sólo conozco yo y un señor de Murcia y que encima son verdaderas obras maestras, me da la alegría de poder evadirme en un autobús leyendo un buen cómic, sin avergonzarme y viendo como mucha gente me mira con curiosidad... Joder, pues id a una tienda de esas raras y compraos un buen cómic, recordad cuando eráis niños en este eterno complejo de Peter pan en el que vivimos y daos cuenta que los cómics no son solo para niños, que los adultos en que nos hemos convertido esos niños seguimos disfrutando de esas historias...

En fin, sí soy friki... Y orgulloso de ello!


miércoles, 2 de septiembre de 2009

De Anticristo de Lars Von Trier


Antichrist (Lars Von Trier, 2009): Para ayudar a su mujer a superar la muerte accidental de su hijo, su marido, psicólogo, decide llevarla a una cabaña perdida en medio de un bosque, el lugar donde ella pasó el último verano con su pequeño. Pero la terapia no parece funcionar, ella comienza a comportarse de modo extraño, y la naturaleza también.


***
Siento decirles a todos los que odien a este director, que mi primera experiencia plena (es decir la primera vez que veo una película de Von Trier, agusto, entera y disfrutándola) ha sido satisfactoria.

Y es que esta película no es para todos los públicos, sino solo para aquellos que saben que el cine además de un mero entretenimiento es un arte.

Cuando iba en el coche me sentía como la primera vez que me monté en una montaña rusa: sabía que me gustaría,pero el miedo era patente. Sentía miedo de que la película fuera desagradable (habiendo escenas que son duras sí). Miedo de que la película fuera un tostón y que sintiera que había tirado mi cada vez más escaso dinero y mi tiempo. Sin embargo no ha sido así.

No soy experto en cine, ni crítico, ni gaitas, por eso no valoro la película según sus rasgos técnicos, ni su mensaje, ya que al salir del cine los tres que hemos ido dimos tres interpretaciones diferentes.

La mía supongo que se verá teñida por mi situación personal, aventurándome a decir que seguramente si la revisiono dentro de un año, me transmitirá cosas diferentes.

Me alejaré de metáforas de Adan y Eva, del Jardín del Edén y de filosofadas varias,porque otros serán más capaces de hablar de ello que yo y simplemente diré lo que esta obra de arte me ha transmitido.

La película me parece una metáfora, una hipérbole de lo que la autodestrucción personal nos hace a nosotros mismos y como hacemos daño a las personas que nos aman y nos quieren ayudar.

He observado como la culpa hacía mella en Charlotte Gainsbourg y como poco a poco iba cayendo en el Infierno que es la tristeza patológica.

He visto cómo Willem Dafoe (ante quien me quito el sombrero) intentaba ayudar a su mujer, como el amor le impedía rendirse, sufriendo la tortura exagerada que a veces provocan esos estados.

Sé que no es la mejor interpretación, sé que puede que ni siquiera haya entendido la película... Pero es lo que me ha transmitido a mí, saliendo del cine con una mezcla de tristeza y alegría a partes iguales