sábado, 31 de enero de 2009

De Una Misantropía

Hacía tiempo que no escribía nada en general y en este blog en particular. Las palabras que tanto amé me han abandonado y cada vez es más dificil conseguir que alguna de ellas confíe en mí para contarme sus secretos más oscuros y poder plasmarlos...

Hoy he mirado el calendario y me he asombrado al ver que sólo han pasado 31 días de este año. Hoy termina el mes de Enero y tengo la sensación de que el tiempo ha transcurrido a pasos de hormiga...

Atras quedaron los tiempos en que fui un caballero andante en busca de una princesa a quien rescatar, porque fue ella la que me miró a los ojos e infundió el miedo en mi corazón, al darme cuenta que la Bestia que yo creía que la tenía cautiva, no era tal, sino un fiero guardian que mantenía presa al verdadero monstruo. Sus ojos me helaron la sangre, y antes si quiera de poder balbucear una simple palabra, atravesó mi corazón con una daga empozoñada, envenenando toda mi sangre...

Cada vez disfruto más de la Soledad como única compañía, inmerso en mi mundo, sin ganas de ver a nadie, pensando en mis cosas, con la sensación melodramática de ser un alma incomprendida. Que estupidez en los tiempos que corren, en estos tiempos en los que las ilusiones son perseguidas para su ejecución y la esperanza tiene precio a su cabeza...

Camino por la calle siempre solo, con la música en los oídos intentandome aislar de este mundo en que me ha tocado vivir, o mejor dicho en el que he elegido vivir, ya que todo es producto de nuestras acciones, correctas o no. Observo todo lo que pasa a mi alrededor, como el Miedo se nutre de vuestras almas, impidiéndoos hacer todo lo que deseáis para al final converios en una sombra de lo que fuísteis, un espectro al igual que yo, un ser sin alma, condenado a una muerte en vida, a vagar por un mundo que hace tiempo comenzó a volverse ajeno.

¿Tristeza? No lo creo, ya que la tristeza es un sentimiento y carezco de ellos. ¿Amargura? Si queréis llamarlo así por mí estupendo. ¿Ser atormentado? Por favor, no me hagáis reir...

martes, 20 de enero de 2009

De Unas Navidades Futuras

Subió al desván, harto de mirar en la televisión y sólo ver anuncios navideños. Hacía tiempo que odiaba la Navidad, tanto que se preguntaba si alguna vez le llegó a gustar. Se encontró con los restos de un campo de batalla: cajas y cajas llenas de papeles, recuerdos de mil vidas pasadas, regalos de viajes que nunca llegó a entregar... Todos ellos cubiertos por una fina capa de polvo que le daba una imagen añeja a la escena.

Comenzó clasificando viejos documentos que ni siquiera recordaba siguieran existiendo, reciclando como siempre: viejos escritos de cuando le llamaban Cuentacuentos, novelas inacabadas, relatos con mil versiones diferentes y que nunca vieron la luz... Pero ya no era el Cuentacuentos que despertaba ilusiones en corazones ajenos. Ya no coleccionaba sonrisas... La suya propia consiguió salir entre sus barba canosa al leer algunas cosas, recordando aquellos tiempos en que se pasaba horas y horas delante de un viejo ordenador, llenando aquella hoja en blanco virtual, manchándola con sus palabras. Sonrió al recordar como luchaba día a día por convertirse en escritor. Qué estúpido fue.

La tarde pasó volando entre cajas y cajas y, cuando ya se disponía a bajar ya entrada la noche, deseoso de ver una buena película en su anticuado reproductor de DVD (siempre sería un nostálgico), vio una caja que no reconoció. Una pequeña caja de madera, pintada de blanco y negro, imitando el estampado de la piel de una vaca. La madera estaba resquebrajada por el paso del tiempo y la cerradura estaba mohosa por la falta de uso. Con gran curiosidad la abrió, sus manos temblando, sintiéndose como un chiquillo que descubre un tesoro. Lo que vio dentro le dejó sin habla.

-Momo...-Fue lo único que salió de sus labios. Lo dijo inconscientemente, sin siquiera saber qué significaba esa palabra... Pero acto seguido lo comprendió.

Recordó de nuevo, aquella época de Cuentacuentos, cómo conoció a la dulce Momo, siempre con miedo, siempre deseando ser abrazada. Y eso fue lo que le condenó a ser su amigo, siempre dispuesto a contarle una historia que le hiciera pensar, sonreír y dejar de tener miedo... La pequeña Momo, encerrada en su cárcel invisible, deseando ser amada y a la vez impidiéndoselo siempre... Y eso fue lo que lo transformó en lo que era ahora. Luchó con todas sus fuerzas, pero al final como decía aquel filosofo alemán, se convirtió él mismo en un monstruo, volviéndose reservado, difícil de conocer y ahuyentando siempre a todos los que lo querían.

Dentro de la caja se encontraba el último beso que ella le regaló. Un beso inocente en la mejilla. Un beso lleno de amor y que guardó en aquella caja que lo había conservado intacto. Lo miraba fijamente, hasta que la imagen se volvió translucida por las lágrimas. Creía que moriría sin llorar de nuevo, desterradas todas de sus ojos, pero ahora se daba cuenta de que pese a que consideraba que había sido feliz con su vida, consiguiendo todo lo que se había propuesto (un gran trabajo, una gran casa, un gran coche), el precio para ello había sido vender su alma: abandonó sus sueños, sus ilusiones, incluso a la pequeña Momo, quien tanto lo necesito...

La vieja soledad que tantas veces le hizo compañía se convirtió en una pesada carga.

Permaneció allí.

Sentado.

Llorando.

Un viejo con sus recuerdos, esperando simplemente una muerte que llegaría pronto. Encontrándole solo...

domingo, 11 de enero de 2009

De Una Generación Perdida

Pertenecemos a una generación que a priori sería la más grande. Una generación nacida en la democracia, una generación llena de ilusiones, con grandes oportunidades... Una generación alimentada con un sólo Petit Suisse, en la que el Bollycao traía pegatinas para coleccionar y en la que pasábamos más tiempo en la calle jugando a pillar que jugando a un puto video juego...

Pertenecemos a una generación engañada, una generación a la que se le refriega el hecho de haber tenido más oportunidades que la que nos precedió... Una generación con grandes expectativas que al no verse cumplidas nos tratan como pasto de los buitres...

Cuántas veces habré escuchado "yo con tu edad no tenía esto ni aquello", "con tu edad estaba harto de trabajar". A veces siento ganas de pedir perdón por haber nacido, nacido en este mundo y no haber compartido las desgracias de la generación de mis padres, no haber sufrido el azote de una dictadura y el hambre de una postguerra... Porque ese es mi puto pecado, haber nacido en el año 1979, hace ya casi treinta años, ser la primera generación de una democracia cada día más corrupta... Y es que es así: yo sólo pienso en dormir, en leer tebeos y en estar delante del ordenador... Ilusos... No se dan cuenta que en mi soledad paso las noches enteras desvelado, que el ordenador se ha convertido en un sustituo triste del contacto humano, porque una vez aprendida la palabra misantropía la tomé como mía, y nadie es quien para soportar mi trsiteza, mi grosería, mi desesperación...

Mi generación, aquella para la que ser estudiante es ir a un cesped a fumar porros, mientras papá y mamá pagan tu carrera... Mi generación, aquella que se esta convirtiendo en "pureta" y yo sin embargo sigo mirando con escepticismo la barba que sale debajo de mi nariz y que apenas puebla mi labio superior...

Una generación vacía, una generación que no ha tenido ningún logro: no vivio los años de la transición, no vivió el 23F ya que casi ni sabíamos hablar, no tiró el muro de Berlín, y cuando cayó estabamos más interesados en ver a un erizo gigante de color rosa hablando con la gente de su barrio que en ver como la libertad llegaba a los países del Este...

Me enseñaron que siendo bueno con las personas te pasarían cosas buenas, me enseñaron que si amabas a alguien con todo tu corazón, todo podría ser posible...

Pero malditos cabrones, por qué no me dijistéis la verdad... Por qué no me contastéis que el mundo perfecto no existe, que apenas existe un trabajo decente y que esa chica nunca se enamorará de mí...

Pero claro, es así... Y yo con 29 años a las puertas de los 30, sólo pienso en tonterias: ordenador, cómics y nada más...

martes, 6 de enero de 2009

De Una Pérdida Y Sus Consecuencias

El teléfono no paraba de sonar. Su sonido estridente bombardeaba mi cerebro resacoso. Desperté de mal humor y sin mirar la identidad del llamante contesté de mala forma:

-Diga...

-¿Chinaski? ¡Eh tío!

Todavía entre nieblas no era capaz de distinguir la voz que me hablaba al otro lado:

-¿Quién cojones eres?

-Joder tío, soy Miller. No me puedo creer que estés aún con la resaca de anoche. Ya puedes irte preparando que voy a recogerte.

-Pero... ¿qué hora es?

-Joder Chinaski, son más de las once de la noche. Venga, espabila que en media hora te recojo y nos vamos a la FIESTA.

Y sin que pudiera decirle nada colgó. Así era Miller. Un tipo que aprovechaba su vida al máximo y que los fines de semana apenas dormía dos horas. Donde estuviera una fiesta ahí estaba él y con él, el mejor material que se pudiera conseguir. Y últimamente necesitaba ese material.

Me levanté pesadamente. El sabor del alcohol seguía presente en mi boca. No recordaba apenas de la noche anterior, y eso era lo que pretendía, olvidar todo. Fui a la cocina, arrastrando los pies entre toda la ropa sucia que había por el suelo, cogí un vaso pero al final decidí darle un buen trago a la botella de vodka, tras lo cual me di una buena ducha fría, necesaria si quería aparentar estar vivo para la maldita fiesta...

El agua caía sobre mi espalda. A mi lado seguía la botella de vodka, aquélla que sabía siempre permanecería fiel, aquélla que siempre estaría conmigo... Salí de la ducha y me miré al espejo. Observé el despojo humano en que me había convertido: mis ojos estaban aún rojos por el alcohol y Dios sabe qué más sustancias con las que castigaba mi cuerpo últimamente. Allí desnudo me veía como era realmente, un tipo solo, desvalido y deprimente. Lancé la botella contra el espejo, deseando que esa imagen dejara de mirarme...

Me vestí con lo primero decente que encontré, colocando las ropas sobre mi cuerpo aún mojado, deseoso de fumar un cigarrillo y volver a tomar una copa... Pero imbécil de mí me di cuenta que los últimos rastros de mi adorada bebida se mezclaban con agua sucia sobre el suelo del cuarto de baño.

Encendí el cigarrillo y me senté en el sofá, quedándome dormido al instante. Me despertó el ruido del coche de Miller, una vieja tartana que parecía sacada de una peli de los ochenta. Le hice esperar un poco, sabiendo que eso le pondría histérico.

-¡Chinaski! ¡Maldito cabrón!-gritaba mientras aporreaba el claxon-¡Sal ya, bastardo!

Cuando creí que su espera fue la adecuada salí. Caminé lentamente, tomándome mi tiempo hasta llegar a su coche y sentarme a su lado...

-Calla ya estupido hijo de puta y dame un maldito cigarro....

Miller me miró seriamente, y después soltó una carcajada.

-¡Vamos Chinaski, vamos! Deja esa cara en casa, hoy nos vamos de fiesta: chicas, alcohol y... –en ese momento levantó su mano y en ella llevaba un pequeño paquete con una sustancia blanca.

-¿Qué es eso?

-Lo mejor que te ha pasado en tu vida

Y dicho esto arrancó el destartalado coche cuyo motor se quejó al acelerar.


Miller tenía razón, cosa que ya sabía: la fiesta era la más grande en la que había estado en mucho tiempo. Mucha gente conocida. Mucha gente desconocida. Música de cualquier clase. Alcohol. Drogas. Mujeres... Sin embargo no me apetecía estar allí.

-Chinaski... Chinaskiiiiiiiii. ¿Qué cojones te pasa?

-Déjame en paz, Miller.

-Es solo una tía, hay cien tías mejor que ella esta noche aquí.

-Déjame en paz, Miller

-¡No puedes estar así por una tía! La vida es muy corta para ello.

-¡No es sólo una tía! ¡No lo entiendes! ¡Era lo único bueno que había en mi puta vida!

-No es lo único-dijo Miller sonriendo, metiéndome un dedo en la boca. Un sabor amargo adormeció mi lengua. Deseé escupir, pero algo me decía que no debía hacerlo.

-Siente...

El efecto de la droga fue casi inmediato. Casi sentí como se unía a los receptores de mis neuronas, como segregaban endorfinas que circulaban por cada vaso sanguíneo de mi cuerpo mezclándose con el alcohol. La sonrisa apareció en mi cara, dando paso a una carcajada enferma. Miraba a Miller que no paraba de reír, y me ofrecía una copa tras otra.

No me importaba nada. Todo era parte del sentimiento de autodestrucción que me invadía desde que la eché de mi vida. La única persona de quien podría decir que de verdad amé, y la eché de mi vida. Me provocaba risa...


El efecto de las drogas aumentaba y el alcohol no ayudaba precisamente a concentrarme. Me sentí mal: la música retumbaba en mis oídos. Sentía ganas de vomitar, y corrí buscando un sitio para hacerlo. Entré en la casa y caí de rodillas en un vater. Sentí el vómito recorrer mi esófago, dejando su sabor amargo en mi boca. Sabor que apagué con un buen trago. Caí casi desmayado, sin apenas poder levantarme hasta que una nueva arcada me obligó a ello. Ya me sentía mejor, y había abierto hueco para poder beber más.

Salí del sucio baño, dándole grandes tragos a una botella cuyo contenido ni siquiera era capaz de distinguir. Vi una habitación donde existía una cama que parecía gritar mi nombre. Más que tumbarme, caí sobre ella.

No puedo decir el tiempo que estuve así. Pudieron pasar desde segundos a días enteros. Así me sentía, el mundo se había convertido en un carrusel del que deseaba bajarme, y la imagen de su dulce rostro no se iba de mi pensamiento. Una voz me sacó de mi viaje:

-Chinaski...

Abrí los ojos al escuchar mi nombre. Delante de mí, a los pies de la cama se hallaba la chica más explosiva que os podáis imaginar. Sentí como la sangre bombeaba mi polla en cuanto la vi. Deseé besar sus labios y arrancar sus ropas de inmediato. Me imagine montándola salvajemente, escuchando sus gritos en mi oído. Sentí sus dientes mordiendo todo mi cuerpo e imaginé mi semen recorriendo su vagina, introduciéndose en su cuerpo. ¿quién era esa chica?

-Eres Chinaski, ¿no?-su voz me excitaba aún más...

-Eso dicen...

-Te he estado buscando toda la noche. Me han dicho que escribes...

-Eso dicen...

-Aunque la verdad, no veo que sepas manejar las palabras tan bien como dicen.

-No soy yo quien maneja las palabras, sino ellas las que me manejan a mí.

Ese comentario despertó un brillo lujurioso en sus grandes ojos verdes, lo que me hizo excitarme aún más si cabía...

Se acercó a la cama, y se tumbó a mi lado. Mi cabeza quedaba a la altura de su cintura, pudiendo mirar sus largas piernas, apenas cubiertas por una pequeña minifalda. Esa chica sabía lo que se hacía, y sabía perfectamente lo que provocaba en los hombres.

-¿Ni siquiera me invitarás a una copa?

-Con ese cuerpo dudo que no hayas conseguido ninguna esta noche

-¿Eso crees? ¿me encuentras atractiva?

-No sé si serán las drogas o el alcohol, pero no he visto una mujer que me excite más que tú...

-Al parecer el alcohol no hace tímidas tus palabras

Y sin pensarlo comencé a besarla. De una forma salvaje. Intentando sacar de mi pensamiento a aquella otra mujer que me había rechazado. Saboreé su lengua en mi boca. Sentí su mano en mi entrepierna que respondió hinchándose hasta provocar un dolor insoportable. Metí mi mano bajo su falda hasta notar su humedad. Cada vez me excitaba más. Quería follar allí mismo. Un polvo con despecho. Sin sentir nada. Sin amor. Sólo odio. Solo quería olvidar...

Liberé su boca y comencé a bajar por el cuello hasta sus dulces pechos, cosa que ella aprovechó para decir algo:

-Nunca he follado con un escritor...

-Tampoco lo harás esta noche...

-¿Quieres decir que me dejarás así?

-No, simplemente que no soy escritor-y acto seguido la embestí como un animal.

sábado, 3 de enero de 2009

De Las Complicaciones de la vida

Qué más puedo ser, Todo Excusas

Nirvana, All Apologies

En mi corta e ilusa carrera de comercial, me enseñaron que las cosas tienen la importancia que les queremos dar y que muchas veces (por no decir el 99% de las veces) al no ser capaces (o no vernos capaces) de realizar algo nos ponemos excusas; de esta forma nos sentimos mejor, ya que no somos nosotros los culpables de nuestra desgracia, sino un factor externo, y así nos quedamos tranquilos y podemos dormir bien... Ilusos...

Una de las excusas que más utilizamos es decir que algo es complicado. Como es complicado ni siquiera lo intentamos, para qué , si vamos a fracasar. "Es complicado", pensamos, y nos ponemos a hacer algo que nos ocupe la mente y así poder olvidarlo.

Desgraciadamente para vosotros, lo peor que os pudo pasar en vuestra vida fue el mero hecho de que me invitarais a ella. Como un vampiro extraño, no entro en ninguna vida hasta ser invitado, pero al serlo me acomodo en ella y observo, y desgraciadamente para vosotros no os dejo poneros excusas...

"Es complicado, Chinaski, es complicado".

Complicado es que un padre de familia con un solo sueldo alimente a cinco personas y tenga a tres hijos a los cuales les ha dado una carrera (uno de ellos por cierto haciendo el imbécil en ella).

Complicado es levantarse por las mañanas cuando la tristeza es patológica, lo fácil es quedarse en la cama, esperando la compasión de los demás, esperando que todo se solucione como siempre lo ha hecho.

Porque, reconozcámoslo,nos gusta la compasión, y caemos fácilmente en la AUTOCOMPASIÓN. Buscamos que nos digan lo que queremos oír, que nos faciliten excusas para no hacer algo (y utilizo la primera persona del plural porque me incluyo en ello).

Repasad vuestras vidas. Desde que tenéis memoria hasta el momento en que leáis esto (si es que alguien lo lee). ¿Cuántas cosas habéis hecho que al principio creáis harto complicadas? Recordáis como llorabais cuando os pegasteis el primer testarazo intentando montar en bicicleta, cómo parecía imposible mantener el equilibrio con aquel diabólico artefacto del infierno entre las piernas. Sin embargo lo conseguisteis y la sensación de sentir el viento en la cara mientras giraban las ruedas no tenía precio.

No quiero que mi vida sea un reguero de rosas, tener todo lo que deseo, sin apenas luchar. Sí, puede que a veces esté cansado de todo, que me ponga excusas, pero joder, cuando consigues algo que te ha costado la propia vida lo aprecias más que nada.

"Maldita asignatura, este examen lo suspenderé..." Y de pronto al ver las notas aparecía ese maravilloso 5, la mejor nota del mundo, la nota que te satisface más que un sobresaliente, porque esa asignatura era la que se te había atrancado la jodida, y ahora lo ves ahí, en ese tablón, casi llorando, porque todo el trabajo ha merecido la pena.

Como he dicho antes, caemos fácilmente en la autocompasión, y es que siempre somos capaces de ver lo que no tenemos en lugar de observar todas las cosas que tenemos...

Todo el mundo sabe que mis ilusiones están en celdas de seguridad, con mil cámaras que las vigilan, impidiendo su salida. Hace poco haciendo mi ronda de vigilancia, observé que una de ellas había podido escapar, no me preguntéis como, pero consiguió romper las duras medidas de seguridad que les había impuesto. Pensé en dar la alarma, pero lo pensé mejor y decidí dejarla libre... Un efecto secundario de ello, es el hecho de ver como hay personas que utilizan el hecho de que haya dejado escapar esa ilusión para regodearse en su autocompasión, con la excusa de decir tú tienes algo y yo no. ¿qué es lo que tengo? Un espejismo que sé perfectamente que se quedará en eso, una ilusión que pronto volverá ella sola a su celda, maltratada por la realidad... Claro que disfruto cada momento en que consigo huir de la realidad, pero dónde estaba todo el mundo cuando todas esas ilusiones estaban siendo aisladas, cuando mi corazón era un fugitivo de la justicia, cuando teníais vosotros esa ilusión y yo simplemente observaba...

Adoramos la autocompasión, no me cansaré de decirlo, como cerdos que disfrutan de revolcarse en el lodo, aún sabiendo que no es que sea muy higiénico la verdad, pero mola bastante...

Para terminar este rollo pseudofilosófico, todo es complicado, no lo niego. No siempre todo es tan maravilloso como pensaba cuando era pequeño, no lo niego, pero a veces nosotros mismos lo hacemos todo más complicado... Ahí fuera hay una persona cuya alma forma parte de la mía, qué importa que tenga 22 años o 30, que importa su pasado, que importa que en otra vida cometiera errores o que viva en la otra punta del mundo... Es complicado encontrar a esa persona, así que porque voy a darle excusas al Sr. Miedo.

¿Que por qué escribo esto? La verdad es que es complicado de explicar...