jueves, 6 de noviembre de 2008

El Rincón de la Sra. Oruga

16 de Diciembre de 1909
44 Fontenoy Street, Dublín

Dulce niña querida, ¡finalmente me escribes! Seguro que has masturbado ferozmente ese sucio coñito tuyo para escribirme una carta tan incoherente. En cuanto a mí, estoy tan fuera de forma que tendrás que lamerme una buena hora antes que pueda tener un cuerno lo suficientemente firme para metértelo, no digamos para follarte. He hecho tanto y tan seguido que me da miedo mirar cómo lo he hecho, después de todo me lo he hecho. Querida, por favor no me folles demasiado a mi vuelta. Folla todo lo que quieras fuera de mí por ahí de la primera noche; pero dame tiempo para reponerme.

Móntame vestida con tu bata de estar (ojalá tengas esa tan bonita), con nada debajo de ella, ábrela repentinamente y muéstrame tu vientre y tus muslos y tu espalda y empújame sobre ti, encima de la mesa de la cocina. Fóllame con tu culo, boca abajo en la cama, con tu cabello suelto, desnuda, pero con tus adorables bragas rosas perfumadas, abiertas desvergonzadamente de atrás y medio caídas, de modo que se pueda entrever un poco tu trasero. Fóllame si puedes acuclillada en el baño, con tus vestidos levantados gruñendo como una puerca que caga y una gran cosa gruesa sucia serpenteando con lentitud fuera de tu trasero.

Fóllame en las escaleras, en la oscuridad, como una niñera follando con su soldado, que le desabotona gentilmente la trusa y desliza su mano en su pajarito y lo acaricia con su camisa y con ese contacto se va humedeciendo y entonces lo toma con suavidad y lo acaricia junto con sus dos bolas a punto de estallar y finalmente agarra atrevida la pija que ella mama y la manosea y la acaricia suavemente, murmurando para él en sus oídos palabras obscenas e historias indecentes que otras chicas le han contado a ella y ella dice cosas sucias y se mea las bragas con placer y deja salir suave, quieta tranquilamente tibios peditos de su trasero hasta que su clítoris está tan firme como el de él y de pronto se lo mete y lo monta. Basta! ¡Basta per Dio!

He acabado y todas las tonterías han desaparecido. ¡Ahora, la respuesta a tus preguntas!

Todavía no hemos inaugurado. Te mando algunos carteles. Esperamos inaugurar el veinte o veintiuno. Cuenta catorce días a partir de entonces y tres y medio más para el viaje y estaré en Trieste.

Prepárate. Coloca un lindo linóleo marrón agradable en la cocina y, por la noche, cuelga un par de cortinas rojas comunes en las ventanas. Procura un sillón cómodo y barato para tu perezoso amante. Haz todo lo que te digo, querida, pues una vez que llegue no me moveré de esa cocina en una semana, leyendo, repantingándome y mirando como preparas la comida; y hablándote, hablándote, hablándote, ¡Qué supremamente feliz seré! ¡Dios mío, allí seré feliz! I figlioli, il fuoco, una bona mangiata, un caffé nero, un Brasil, il Piccolo della cera, e Nora, Nora mía, Norina, Noretta, Norella, Noruccia, etc, etc…

James Joyce a Nora Barnacle


James Augustine Aloysius Joyce (Dublín, 2 de febrero de 1882 – Zúrich, 13 de enero de 1941) fue un escritor irlandés, reconocido mundialmente como uno de los más importantes e influyentes del siglo XX. Joyce es aclamado por su obra maestra, Ulises (1922), y por su controvertida obra posterior, Finnegans Wake (1939), así como por una serie de historias breves publicadas bajo el título de Dublineses (1914), y por su novela semi-autobiográfica Retrato del artista adolescente (1916).

3 comentarios:

Anónimo dijo...

parece ke tiene ganas de verla, su carta lo dice bien claro, aunke parece ke le escribe a alguien ke no seguro leera la carta, alguien ke posiblemente no exista y la escriba por puro desaogo a imajinar ke alguien la leera, solo kiere alguien para follar y ke le prepare la comida mientras el baguea y admira su perfecta figura

Anónimo dijo...

Te admito q es una preciosa palabra sobre todo cuando lo haces dentro de una persona(aunke encima de ella es muxo mejor), y nunca olvides q me follé a lo q fue tu madre y se de lo q hablo.

Abrazos SR.TERRIZA

Anónimo dijo...

La carta va firmada a Nora Barnacle.
Luego el destinatario existe, si bien la carta la escribió sabiendo (o no) que no la leería.
Me sorprende ese aspecto en la voracidad del lenuaje que de tan morboso que es llega a un punto en el que deja de serlo por completo xD