martes, 2 de diciembre de 2008

De Una Prisión de Cristal Y De Las Luchas Por Destruirla

Durante unos segundos cesó su lucha. Jadeante, sin respiración y cansado, miró sus manos: sus nudillos partidos rompían la carne dejando ver el hueso, rojo por la sangre que manaba de sus heridas. Sin embargo no sentía apenas dolor.

Tomó aliento y de nuevo arrojó un último golpe desesperado contra la cúpula transparente que tenía frente suya... Ni siquiera llegó a arañarla...

Llevaba tanto tiempo haciendo aquello que nadie era capaz de imaginarlo haciendo otra cosa. No se sabía cómo llegó allí, simplemente una mañana apareció, seriamente, dejando un zurrón lleno de sonrisas en el suelo y que le fue robado hacía tiemo, sin que siquiera se lamentara por ello... Y comenzó su lucha...

Siempre con las manos desnudas, sin herramientas, sólo con su ilusión y su tenacidad; pero nada consiguió romper aquella cárcel transparente.

Sus ojos estaban cristalinos por las lágrimas que se negaban a salir y con ellos miraba al otro lado del muro que pretendía derribar. En el interior de aquella cárcel sin ventanas se encontraba ella, con una mirada dulce que le rogaba que no cesara en sus golpes... Pero se encontraba cansado, derrotado como nunca antes lo estuvo; frustrado al ver como sus esfuerzos eran en vano, sabiendo que debería renunciar a todo y debería marcharse...

Metió una de sus destrozadas manos en su bolsillo, tomando un reloj en forma de corazón, regalado por un mago perteneciente a otra historia. Lo observó durante unos segundos y lo dejó allí, en el suelo, único testigo de una tumba inexistente. Encendió un cigarrillo intentando que el humo cegara sus ojos y provocara, sin conseguirlo, la salida de unas lágrimas que deseaba sacar. Se enfundó en su abrigo y sin mirar atrás simplemente se marchó, sabiendo que al final le había dado la razón...

lunes, 1 de diciembre de 2008

De La Gente Que Se Va

Últimamente he cambiado el chip de este blog, pasando de escribir relatos de influencia Bukowskiniana, a simplemente sentarme delante del ordenador, encender un cigarrillo y dejar que se consuma mientras el humo nubla mis ojos y las palabras salen a la luz. Divagaciones, pensamientos, ocurrencias... Cualquier cosa vale si alguien al otro lado lo lee y piensa durante unos minutos...

Hubo un tiempo en que, debido al gran daño que me hicieron, decidí no echar de menos a nadie. Sacrifiqué sentimientos que antes tenía fabricando una recia armadura invisible a mi alrededor, riendo a carcajadas dentro de ella creyendo que nada ni nadie podría alcanzarme. También desarrollé una idea que curiosamente he observado en otras personas. Esa idea brillante era el pensar que tarde o temprano todo el mundo se irá de mi vida.

Lo que puede parecer una frase lógica y simple (obviamente el tiempo corre para todo el mundo, y nunca se sabe dónde terminaremos) es el principio más dañino que podamos pensar. Me explico: el hecho de pensar que nadie permanecerá en nuestras vidas, nos impide amar, nos impide disfrutar de cada persona que entre en ellas y aprender las cosas que nos deben enseñar, y cuando se marchen todo seguirá igual, y no habremos aprendido nada...

Esa idea maldita proviene, como dije antes, del acto desesperado que realizamos al sufrir un gran daño intentando evitarlo de nuevo, sin darnos cuenta que hemos pactado con el Diablo para ello.

Es curioso que sea yo quien diga esto, fiel defensor de tal idea durante tanto tiempo; pero las cosas cambian, YO he cambiado y me he dado cuenta de que hay gente maravillosa ahí fuera, gente con la que quiero reír, pasarlo bien y si se da el caso, por qué no, enamorarme. Sé perfectamente que nada es para siempre, ya lo decían los Héroes del Silencio, pero ya me duelen los dedos de repetirlo: disfruta el momento. No pienses en el mañana cuando te despiertes al lado de esa persona y veas que te esta mirando con ojos de cordero degollado. Si alguna vez se tiene que marchar, pues nada, un beso de despedida, un hasta luego y gracias por el pescado y que te vaya bien, pero mientras, exprime todo lo que pueda enseñarte porque por eso ha entrado en tu vida: para enseñarte algo nuevo y en tu mano está aprovechar esa oportunidad.

lunes, 24 de noviembre de 2008

De Splunge!

¡Lo que llamamos rosa exhalaría el mismo grato perfume con cualquier otra denominación!

Romeo y Julieta. William Shakespeare (1554-1616)


-Bien... ¿Qué opinas?
-Er... Er..
-¡Vamos!
-Er... ¡Splunge!
-¿Has dicho Splunge? ¿que diablos significa splunge?
-Significa ¡Es-una-gran-idea-y-a-la-vez-no-lo-es-y-no-estoy-siendo-indeciso!
-Muy bien...

Monty Python Flying Circus. Sketch: Twentieth-century vole


Las personas siempre tendemos a etiquetar las cosas intentando facilitar su clasificación, aunque no por ello acertando de pleno. Un tipo con el pelo largo y vestido de negro: heavy. Y en cuanto le colocamos la etiqueta, ya lo metemos en un saco en el cual todas las posibles caracteristicas nefastas son añadidas, sin pararnos a pensar que existen personas con pelo corto y bien vestidos que son más heavys que el niñato que viste con camiseta negra aun en verano a 45º en Sevilla.

Pero así somos. Nos gusta colgar sambenitos y así sentirnos mejor creyendo que conocemos todo sobre esa persona simplemente por su manera de vestir o su imagen. Personalmente me han tachado de ser friki (no lo niego), heavy, raro y cualquiera sabe qué más cosas. Yo simplemente me etiqueto de una forma: soy yo mismo y al que no le guste que no mire.

Sin embargo mi divagación no se queda ahí, haciéndose tal vez más interesante a medida que aporreo este teclado y avanzo con palabras hacia el final de la página, porque desgraciadamente, también etiquetamos cosas tan inetiquetables como son los sentimientos.

Buscamos el Amor y cuando lo creemos encontrado, lo comparamos con el hallado por otra persona, sin darnos cuenta que incluso la persona que está a nuestro lado, que nos ama, seguramente lo haga de una forma, no totalmente pero sí en parte, diferente y no por ello menos válida, porque formas de decir te quiero hay tantas como personas lo sientan.

Siguiendo en temas amorosos y sus clasificaciones, siempre he considerado que el hecho de salir con una persona no es otra cosa que una especie de contrato verbal, en el cual ambas partes saben (o al menos deberían) qué derechos y qué deberes tienen. No existe ningún documento que explique que para salir con una persona debes besarla de una forma u otra, ni te dice lo qué puedes hacer o dejar de hacer. No existe.

Sin embargo lo más curioso no es esto, si no el hecho de que existen personas a las que les agobia el compromiso.

Esas personas son capaces de todo con tal de no comprometerse: inventar etiquetas para ocultar el miedo que sienten: yo no te echo de menos, simplemente pienso en ti; nosotros somos amigos especiales; no estoy enamorado de ti porque no siento mariposas en el estómago. Señores, el hecho de sentir mariposas en el estómago es más probable que se deba a una resaca descomunal o a una úlcera que a el hecho de estar enamorado, por favor...

A esas personas que huyen de la etiqueta compromiso simplemente les digo: si te sientes bien conmigo, si sientes algo por mí, si me quieres besar... Qué más da que llamemos a nuestra relación novios, amigos especiales o splunge... No cambiará nada, ya que mis sentimientos serán los mismos hacia ti y seguiré disfrutando de tu conversación, sonrisa y soñando con darle un abrazo o un simple y tierno beso. Qué más da si no se ha realizado la manida pregunta que hacíamos cuando el vello facial empezaba a inundar nuestro rostro, y que marcaba el principio de esa terrible palabra que temes y que es relación... Porque al igual que las formas de decir te quiero, las relaciones, las hay tantas como personas implicadas en ella y simplemente debemos saber disfrutar de lo que tenemos, y no limitarnos por una simple etiqueta impuesta tal vez por la sociedad, más que por nosotros mismos y que a veces nos hace eso: tener miedo y no dejarnos disfrutar de esa persona...


martes, 18 de noviembre de 2008

De Una Sensación Extraña

Hace tiempo que tenía el blog algo abandonado y hoy, día libre de mi extraña semana, he decidido actualizar. Aquéllos que esperen un nuevo relato de la escoria, siento decirles que no será así, hoy al menos no. Hoy he decidido hablar de otra cosa.

Hace poco ha entrado en mi vida una persona. A decir verdad han entrado un montón, pero siempre queramos o no las clasificamos y siempre hay alguna más especial que otra. Ése es el caso de esa persona.

Entró sin hacer ruido, tímidamente, sonriente y sin que me lo esperara revolvió todo. Tanto tiempo fabricando una máscara para que ahora en un suspiro se vaya. Y es que ya lo dijo una amiga mía: "conocerte es como escalar el Everest", pero siempre hay alguien que se da cuenta de que existe un telesférico.

No voy a decir que esté enamorado, sencillamente porque no lo estoy. El amor es una cosa de dos, es como tener un hueso de melocotón y decir que tenemos un melocotonero. Con el tiempo y puede que sí, que tengamos ese maravilloso árbol, pero ahora mismo en la mano solo tenemos un hueso, y en la boca el sabor dulce de la fruta. Pues lo mismo.

La verdad no sé como terminará todo. Mi período de transición sigue y la crisis no cesa, lo que afecta al trabajo y me preocupa bastante, sin embargo como me enseñaron en Toledo hay que mirar siempre los logros, por muy prequeños que sean y es lo estoy haciendo: estoy perdiendo el miedo a concer a alguien, a que esa persona me conozca ya que, sí es cierto, puede hacerme daño pero ¿cuántas cosas me pierdo si me cierro en banda? Risas, buenos momentos, largas conversaciones... Por ello, en lugar de pensar que pronto se terminará, he decidido disfrutar el momento Carpe Diem más que nunca y lo que tenga que pasar pasará, sin agobios y siempre quedando como buenos amigos.

Sigo teniendo miedo, claro está. Mucho. Pero eso no me impedirá disfrutar esta vez. Ya veréis.

martes, 11 de noviembre de 2008

De Una Carta de Amor Cínica

He comprendido, tarde pero al final lo he hecho, que las cosas se deben hacer por las personas que de verdad merecen la pena. Por esa razón quiero que leas atentamente estas palabras, porque serán las últimas que te dedique.

Penetraste en el laberinto de mis sentimientos donde tantas otras han sucumbido, y yo deseoso de que encontrarás su centro, como tu Ariadna particular te guié a través de él, hasta que encontraste al minotauro de mi corazón, y como Teseo lo asesinaste con tus propias manos... Saliste con su sangre manchando tus ropajes, y sonriendo me miraste, pasando de largo, satisfecha por lo que acababas de hacer...

Nunca te pedí tu amor, aunque tampoco tu desprecio. Me alimentaba de mis sueños cada noche, para ver como cada mañana los deshacías con un solo movimiento de tus manos. Observando como cada persona que entraba en tu mundo era más importante que este estúpido escritor, cómo aquéllos para los que sólo eras un buen rato en la cama merecían más de tu atención que yo, que pensaba en ti en silencio...

Pedías la luna, y antes de acabar la frase te la tendía a tus pies. Pedías el sol y con manos ardientes te lo daba... Y todo para qué, para ver como nunca tu sonrisa me pertenecía, para ver como se la llevaban otros, aquéllos que me tiraban a un lado del camino, volviendo a casa a pie, pensativo y embarrado, escuchando vuestras conversaciones banales en mi cabeza...

Sin embargo todo ha cambiado... Mi corazón agonizante por la herida que le hiciste terminó por morir. Ya no me importa lo sola que puedas estar en tu noche, las lágrimas que puedas derramar por nadie, el dolor que sientas en tu corazón... Ya no siento nada por ti...

Pasará el tiempo, no lo dudes, para los dos claro está. Y llegará el día en que nos encontremos; cara a cara; mirándonos a los ojos; en tu rostro una sonrisa disimulando toda tristeza, el mío totalmente serio ocultando cualquier posible alegría. Tal vez entonces tus labios deseen a los míos, tal vez entonces te habrás dado cuenta que el amor que te brindaba era más importante que los castillos en las nubes que aquéllos te prometían. Sin embargo, será tarde, porque después de que el amor se convierta en odio y éste dé paso al desprecio viene la dulce ignorancia, y pasaré a tu lado, sin siquiera recordarte.

Sin más me despido de ti

jueves, 6 de noviembre de 2008

El Rincón de la Sra. Oruga

16 de Diciembre de 1909
44 Fontenoy Street, Dublín

Dulce niña querida, ¡finalmente me escribes! Seguro que has masturbado ferozmente ese sucio coñito tuyo para escribirme una carta tan incoherente. En cuanto a mí, estoy tan fuera de forma que tendrás que lamerme una buena hora antes que pueda tener un cuerno lo suficientemente firme para metértelo, no digamos para follarte. He hecho tanto y tan seguido que me da miedo mirar cómo lo he hecho, después de todo me lo he hecho. Querida, por favor no me folles demasiado a mi vuelta. Folla todo lo que quieras fuera de mí por ahí de la primera noche; pero dame tiempo para reponerme.

Móntame vestida con tu bata de estar (ojalá tengas esa tan bonita), con nada debajo de ella, ábrela repentinamente y muéstrame tu vientre y tus muslos y tu espalda y empújame sobre ti, encima de la mesa de la cocina. Fóllame con tu culo, boca abajo en la cama, con tu cabello suelto, desnuda, pero con tus adorables bragas rosas perfumadas, abiertas desvergonzadamente de atrás y medio caídas, de modo que se pueda entrever un poco tu trasero. Fóllame si puedes acuclillada en el baño, con tus vestidos levantados gruñendo como una puerca que caga y una gran cosa gruesa sucia serpenteando con lentitud fuera de tu trasero.

Fóllame en las escaleras, en la oscuridad, como una niñera follando con su soldado, que le desabotona gentilmente la trusa y desliza su mano en su pajarito y lo acaricia con su camisa y con ese contacto se va humedeciendo y entonces lo toma con suavidad y lo acaricia junto con sus dos bolas a punto de estallar y finalmente agarra atrevida la pija que ella mama y la manosea y la acaricia suavemente, murmurando para él en sus oídos palabras obscenas e historias indecentes que otras chicas le han contado a ella y ella dice cosas sucias y se mea las bragas con placer y deja salir suave, quieta tranquilamente tibios peditos de su trasero hasta que su clítoris está tan firme como el de él y de pronto se lo mete y lo monta. Basta! ¡Basta per Dio!

He acabado y todas las tonterías han desaparecido. ¡Ahora, la respuesta a tus preguntas!

Todavía no hemos inaugurado. Te mando algunos carteles. Esperamos inaugurar el veinte o veintiuno. Cuenta catorce días a partir de entonces y tres y medio más para el viaje y estaré en Trieste.

Prepárate. Coloca un lindo linóleo marrón agradable en la cocina y, por la noche, cuelga un par de cortinas rojas comunes en las ventanas. Procura un sillón cómodo y barato para tu perezoso amante. Haz todo lo que te digo, querida, pues una vez que llegue no me moveré de esa cocina en una semana, leyendo, repantingándome y mirando como preparas la comida; y hablándote, hablándote, hablándote, ¡Qué supremamente feliz seré! ¡Dios mío, allí seré feliz! I figlioli, il fuoco, una bona mangiata, un caffé nero, un Brasil, il Piccolo della cera, e Nora, Nora mía, Norina, Noretta, Norella, Noruccia, etc, etc…

James Joyce a Nora Barnacle


James Augustine Aloysius Joyce (Dublín, 2 de febrero de 1882 – Zúrich, 13 de enero de 1941) fue un escritor irlandés, reconocido mundialmente como uno de los más importantes e influyentes del siglo XX. Joyce es aclamado por su obra maestra, Ulises (1922), y por su controvertida obra posterior, Finnegans Wake (1939), así como por una serie de historias breves publicadas bajo el título de Dublineses (1914), y por su novela semi-autobiográfica Retrato del artista adolescente (1916).

martes, 4 de noviembre de 2008

Del Miedo a Tenerlo Todo

Me desperté en mitad de la noche. Abrí los ojos y en la oscuridad busqué un cigarrillo deseoso de ser adoptado. Mis pupilas se quejaron al encender la cerilla que me permitió saborear mi dosis cancerígena. Una profunda calada penetró en mis pulmones.

A mi lado se encontraba ella, durmiendo plácidamente el sueño de los justos. Después de toda una noche follando estaba agotada. Apenas tendría la veintena. Un rostro angelical de ojos grandes y sonrisa casi eterna. Una chica preciosa la miraras por donde la miraras con un cuerpo que parecía esculpido por un artista renacentista...

¿Cómo un tipo como yo había conseguido a una chica como aquélla?

Porque soy un chacal y como tal sé aprovechar la carroña dejada por los grandes depredadores. Oportunista acechante, sé utilizar las palabras necesarias para conseguir mi presa... Hace tiempo que la conocía y casi inmediatamente me enamoré de ella. Sin embargo en aquel momento ella no estaría conmigo. Nunca. Y yo lo sabía. Tras luchar contra muros de hormigón y ver como los leones se alimentaban de ella, nuestros caminos se separaron...

Hasta aquél día en que me llamó por teléfono...

Concertamos una cita a la cual acudí sin ninguna esperanza, creyendo que todo sería una broma cruel. Sin embargo, como siempre digo, no hay ser más cabrón conmigo mismo que yo mismo y se presentó. La vida no nos había tratado bien, a ninguno de los dos. Cada uno consiguió adaptarse a su forma: yo seguí escribiendo. Me volví mas huraño, más misántropo, cada vez más asqueado del ser humano, más desengañado. Conseguí arrancar el corazón de mi pecho y convertirme como he dicho en un chacal, importándome sólo una persona: yo mismo.

Sin embargo cuando la vi aparecer, debo confesar que todas mis creencias se vinieron abajo: el mero hecho de ver de nuevo su sonrisa me recordó a mi otro ser de antaño, y durante un segundo fui él. Pero la bestia que había criado en mi interior no se iría tan fácilmente...

Estaba totalmente cambiada. En su combate con la vida, ella, no había salido victoriosa, de eso no había duda. Tenía la mirada de aquéllos que han perdido todas y cada una de sus ilusiones, de los que han perseguido el amor y han sido despedazados. Sin embargo no sentí pena. Le ofrecí todo lo que buscaba, pero ella se negó. Eligió un camino y al parecer se equivocó...

La tarde pasó volando, poniéndonos al día y robándole al tiempo una tarde más... Sabía perfectamente que buscaba cariño y yo podía darle el sucedáneo perfecto. La bestia de mi interior relamía sus colmillos ante la carne fresca que le ofrecía.

Todo eso nos llevó a la madrugada en que me desperté a su lado. Me levanté desnudo y miré por la ventana. Observé el lugar donde vivíamos, la escoria que la sociedad pretendía esconder para no sentirse culpable por haberla creado. Personas que por una razón u otra habían elegido mal su camino y que pagaban con creces su error. Putas, yonquis, borrachos que bebían para olvidar algo que hacía años que no recordaban... Todos ellos eran mis vecinos y yo los observaba desde mi ventana, aspirando el humo del tabaco hacia mi organismo.

Me giré sobre mí mismo. Sobre la mesa llena de papeles, desordenada, descansaba un viejo ordenador portátil, el único lujo que me permití en toda mi vida, utilizado como el lienzo para el pintor, usado para evitar la locura día a día de la única forma que sé: escribiendo.

Me acerqué a él intentando hacer el menor ruido posible. Lo encendí y la habitación se llenó con la luz azul mortecina que anunciaba que volvía a la vida. Abrí el procesador de texto y comencé a escribir.

De pronto, salidos de la nada, unos labios me besaron en la mejilla. Apenas les hice caso inmerso en mi relato, en el trance del escritor.

-¿Cuándo escribirás sobre mí?

-Pronto- contesté sin mirarla.

-¿Me convertirás en una princesa?

-¿Es lo que quieres?

-Sí, quiero ser una princesa. Lejos de aquí, de este sucio lugar, lejos de todo.

-Lejos de mí...

-Sabes que eres lo único bueno de mi vida...

Al escuchar esas palabras supe que se estaba enamorando de mí, que había hecho un buen trabajo fabricando mis mentiras... Pero ¿eran mentiras realmente? Curioso... Aquella que me despreció cuando lo tenía todo se estaba enamorando de mí ahora que estaba despojada de todos sus sueños. ¿Podría enamorarme de ella otra vez? Lo dudo.

Levanté los ojos de la pantalla y miré sus profundos ojos: era preciosa. Un ángel caído del cielo cuya inocencia era presa fácil de los miles de diablos que pululaban por el mundo. Acaricié su mejilla dulcemente y ella sonrió. Desnudos uno frente a otro me besó provocando que la arrojara sobre la cama y jodieramos apasionadamente, como animales, como amantes, sintiendo su cuerpo sobre el mío, sintiéndome dentro de ella en cada acometida. Deseando que cada sacudida provocara que la amara. Pero no fue así...

Durmió de nuevo, cansada. Yo permanecí despierto, observándola. Aunque parezca algo freudiano, me recordó a mi propia madre. Una dulzura eterna que se chocó con un bastardo que la alienó hasta arrancarle la sonrisa. Recordé como la abandoné con él, harto de tantas palizas de un padre alcohólico y de ver como ella no hacía nada. Pero eso era el pasado. Ahora acababa de follar con el ser más bello de la creación. Tenía entre mis brazos a la chica mas bonita del universo y se estaba enamorando de mí. Pero yo no quería eso. Ya no. Ya no era el tipo que ella conoció. Ya era tarde. Ahora era yo quién tenía miedo de ser feliz, de tenerlo todo...

Me deshice de su abrazo. Silenciosamente. Con cuidado de no despertarla. Mis movimientos lentos y precisos. Ni un sólo ruido. Cogí mi cartera y saqué dos billetes de 50 que quedaban. Era todo lo que me quedaba de mi vida de tirado, de mi vida de escoria. Se los dejé encima de la mesa, sintiéndome como si pagara una nueva forma de prostitución en la que es el corazón el que se vende y no el cuerpo. Cogí el portátil, lo metí en su maletín y antes de salir la observé. Mi corazón palpitó por ultima vez dándome cuenta que la amaba de verdad. Pero era el miedo el que me hacía huir, miedo a ser feliz...

Antes de marchar la besé en los labios. Un último beso de amor. Amor de verdad, porque en el fondo, hasta los chacales aprendemos a amar y hasta la escoria merece un poco de amor.

viernes, 31 de octubre de 2008

De Una Llamada Telefónica

Una de las cosas que más odio de ser como soy, es el hecho de que cuando se me mete algo en la cabeza no consigo que salga hasta que la hago. Ayer uno de esos pensamientos se coló en mi cerebro, un pensamiento que se pegó a mí como una sanguijuela hambrienta. Intenté deshacerme de él, pero su boca se había fijado fuertemente a mi yugular...

Así que la llamé.

Se trataba de una chica, una chica de la que una vez creí estar enamorado (sí, ese sentimiento que nos hace ir en contra natura), y que para variar me hizo daño, que novedad. Sin embargo el daño fue reparado, como todo en la vida.

No supe nada de ella en meses y allí, acostado en un viejo colchón cuyos muelles se clavaban en mi espalda, ese pensamiento penetró en mi cerebro y me hizo saber que no se iría hasta que la llamara.

Un Tono.

Dos Tonos.

Tres tonos. Una voz se escuchó al otro lado.

-¿Si?

-Soy Chinaski.

-Ah, hola-su voz denotaba desilusión, como aquélla que espera que la llame su príncipe azul y es el sapo quien lo hace.

-Mi ego te agradece la gran muestra de alegría que has mostrado al escuchar mi voz-le contesté.

-En realidad, es que no he oído bien tu nombre...

-CHI-NAS-KI

Su tono de voz cambió, lo cual me extrañó ya que creía que esa chica me odiaba o más bien simplemente me ignoraría como el resto de seres humanos que se enorgullecen de ser normales. Sin embargo no fue así:

-¡Chinaski! ¡Cuánto tiempo sin saber nada de ti!

-Ya sabes como soy, no me gusta mucho la gente, y de vez en cuando apetece aislarse y escribir.

-Así que sigues escribiendo...

-Nunca dejé de hacerlo, simplemente cambié el estilo.

-¿Ya no escribes aquellos cuentos que me enseñabas?

-Escribo otro tipo de historias. Utilizo otras palabras, más duras, más sinceras.

-No te entiendo-en su voz se veía un atisbo de curiosidad y miedo.

-Hay palabras que por considerarlas soeces, no las utilizamos por miedo al que dirán, y sin embargo despiertan un instinto animal en nuestro interior...

-Ajá...

-Por ejemplo, pienso que no hay nada más bello que mirar a los ojos a esa persona de la que estas enamorada y decirle la verdad: que quieres follar con ella. Sin adornos ni mentiras. Sientes eso, y tienes ganas de hacerlo.

Lo mismo podría ser si te conociera en la discoteca, por ejemplo. Me acercó a ti, hablamos y siento ganas de follar contigo. Podría decirte mil mentiras para llevarte a la cama, emborracharte y aprovecharme de la situación, o decirte la verdad: quiero follar contigo.

-Pero...-contestó ella tímidamente, con su acento que me excitaba sobremanera- a mi nunca me han dicho eso...
Sonreí a través del teléfono y como declaración de amor le dije:

-Cuando nos veamos, te lo diré. Te miraré a los ojos y te diré: Nena, quiero follarte desde la primera vez que te vi.

Ella comenzó a reír, una carcajada fresca que hacía que mi sonrisa saliera a mis labios...

-De tanto hablar de follar al final me entraran ganas y todo.

-Entonces tienes dos opciones: salir a la calle y mostrar todos tus encantos, o esperar a estar conmigo y rechazarme...

-No seas tonto.

-No lo soy. No pasa nada. Pero te prometo que quiero follarte... Y te lo diré en cuanto te vea, descuida...

-Gracias-dijo con una voz dulce, como si le hubieran escrito la carta de amor más hermosa del mundo.-Ahora tengo que dejarte, debo marcharme. Me ha gustado hablar contigo...

-Mentirosa.

-No en serio, me alegra escuchar tu voz. Mañana te llamo y hablamos un rato, ¿ok?

-Claro, y recuerda que ansío entrar en tu cuerpo desnudo...

-¡Un beso!

Colgué el móvil y metí la mano en mi bolsillo para finiquitar el paquete de cigarrillos. Lo encendí con parsimonia y sonreí. Sabía perfectamente que no me llamaría. Sabía perfectamente que creía que todo era una broma de ese tipo raro que escribía tonterías y sabía perfectamente que nunca follaría con ella...

-Una lastima-dije en voz alta- hubiera sido un buen polvo...

jueves, 30 de octubre de 2008

De Un Momento de Bajón

Cada vez es más dificil llenar una hoja en blanco. Cada vez es más dificil transmitir lo que un alma atormentada por nimiedades siente.

Tristeza y alegría simplemente son dos caras de la misma moneda, igual que el amor y el odio, no pudiendo vivir el uno sin el otro... Si no tienes la capacidad de odiar nunca conseguiras amar a alguien ya que, usando el tópico: del amor al odio hay un solo paso...

Conozco el odio. Lo he observado, lo he sentido, desgraciadamente, hacia la persona que más he amado debido al daño que me proporcionaba... Sin embargo el tiempo ha pasado y sé perdonar. Olvidar nunca, pero el perdón siempre se ofrece... Incluso a quien no se lo merece...

El mundo como he dicho está hecho de dualidades: alegría / tristeza. Odio /amor. La paz sin las guerras no existiría, y desgraciadamente los paises ricos no existirían si no hubiera gente muriendose de hambre a cambio. Ése es el pago, nos guste o no...

No sé por qué al llegar a casa he sentido como si el peso del mundo fuera demasiado hoy. Me he sentado delante del ordenador. Serio. Intentando llenar esta hoja en blanco sin conseguirlo, hasta que como siempre las traviesas palabras han llegado cuando ellas han querido, no cuando yo las necesitaba. Pero lo importante es que están aquí.

Se puede decir que estoy triste... Y la verdad me alegro de ello, ya que hacía tiempo que no me sentaba sólo solo a pensar, y es que debemos saber aprovechar todos los momentos de nuestra vida, vengan como vengan, aunque a veces nos cueste mucho hacerlo (y yo no soy una excepción).

El tiempo anda revuelto y como siempre hemos pasado de la camiseta de tirantas al abrigo de pieles (la piel es para las zorras), chaquetón viejo del fondo del armario. La gente se queja del frío, pero a mi el tiempo así me ha dado la oportunidad de hacer una de las cosas que más me gusta: caminar bajo una fina capa de lluvia escuchando música... Increíble.

Sí, estoy triste y me alegro por ello...

No escribo esto para dar pena a nadie. Ni siquiera para que nadie gaste ni un segundo de su vida en leerlo, pero ya que lo lees llévate algo del texto: guardalo en tu cerebro, en ese sitio donde se guardan las cosas importantes y úsalo. Tienes mi permiso para hacerlo.

martes, 28 de octubre de 2008

De Una Desesperación

Ya que no me amas, ódiame... Siempre será mejor sentir tu odio que saber que tu corazón no alberga sentimientos para conmigo...

Grita.

Hazlo con todas tus fuerzas, que todos sepan que me odias, hazme quedar como un imbécil por decirte que eres una persona fría sin corazón. Demuéstrame lo contrario...

Si no quieres romper el silencio entre nosotros, permanece conmigo, hazme saber que puedo verte, que puedo sentirte en la oscuridad de mi cama... Aun sabiendo que tu corazón se halla seco...

Ríe.

Ríete de este pobre mortal cuyo único pecado fue amarte y pretender ser amado por ti. Hazme sentir vergüenza, dame la oportunidad de intentar odiarte, para derrumbarme entre llantos al volver a cas y saber que es imposible...

Sentimientos abruptos los que siento. Un corazón destrozado con ganas de amar y con miedo a ello... Y tú permaneces mirando fijamente.

Odiándome.

Amándome.

En silencio.

Muda.

Como siempre fuiste...

miércoles, 22 de octubre de 2008

El Rincón de la Sra. Oruga

Inauguramos sección en este blog hecho para mentes enfermas, que buscan ansiosamente nuevos retos y lecturas.

Entrad por vuestra propia voluntad en los aposentos de la Sra. Oruga, comed de la seta que os ofrece y disfrutad de las palabras que salen de sus bellos labios, mientras observáis el humo que aspira de su narguilé...

Escuchad sus palabras, porque son de otros que se atrevieron a decir lo que pensaban, maestros de mi persona: Bukowski, Miller, Joyce y tantas mentes desconocidas por mí, hasta que seguí el camino de baldosas amarillas hacía su casa.

Sra.Oruga, es su rincón. Es su blog... Simplemente instrúyame con sus palabras...

***
(...) El ojo de la conciencia y las tablas de la justicia encarnan el eterno retorno... ¿existe una imagen más desesperante del remordimiento? Me he masturbado desnudo, por la noche, ante el cadáver de mi madre (algunas personas lo han dudado, leyendo "Coincidencias": no tenían el carácter ficticio de relato?, como el "prefacio", las "coincidencias" son de una exactitud literal: mucha gente del pueblo de R. confirmarían su substancia; incluso ciertos de mis amigos han leído "W.C.").

Lo que me abate sobre todo: haber visto cagar a mi padre un gran número de veces.

Descendía de su lecho de ciego paralizado (mi padre en un mismo hombre el ciego y él paralítico.

Descendía penosamente (yo le ayudaba), se sentaba sobre un orinal, en camisa, tocado, lo más a menudo, con un gorro de algodón (tenía unan barba gris en punta), mal cuidada, una gran nariz aguileña e inmensos ojos huecos, mirando fijamente al vacío).

Habiéndome concebido ciego mi padre (ciego absolutamente), no puedo arrancarme los ojos como Edipo. He adivinado, como Edipo, el enigma: nadie ha adivinado más que yo.

El 6 de noviembre de 1915, en una ciudad bombardeada, a cuarto o cinco kilómetros de las líneas alemanas, murió mi padre abandonado. Mi madre y yo le habíamos abandonado durante la avanzada alemana, en agosto del 14.

Se lo dejamos a la criada

Los alemanes ocuparon la ciudad, y después la evacuaron. Entonces hubo que volver: mi madre, no pudiendo soportar la idea, se volvió loca. Hacia fin de año mi madre sanó: rehusó dejarme volver a N. Raramente recibíamos cartas de mi padre, apenas divagaba ya. Cuando lo supimos moribundo, mi madre aceptó partir conmigo. Murió pocos días antes de nuestra llegada, llamando a sus hijos: encontramos un ataúd atornillado en la habitación.

Cuando mi padre se volvió loco (un año antes de la guerra), despues de la alucinante noche, mi madre me envió a poner un telegrama a Correos. Recuerdo que durante el camino me asaltó un horrible orgullo. La desgracia me abrumaba, la ironía interior respondía "tanto horror te predestina":

Algunos meses antes, una hermosa mañana de diciembre, había prevenido a mis padres, fuera de ellos, que no pondría más los pies en el liceo. Nunguna cólera cambió mi resolución: vivía solo, no saliendo más que raramente por la parte de los campos, evitando el centro donde habría encontrado camaradas.

Mi padre, irreligioso, murió rehusando el sacerdote. En mi pubertad yo mismo era irreligioso (mi madre indiferente). Pero en agosto del 14 fui a ver a un sacedote y, hasta el 20, raramente pasaba una semana sin confesar mis faltas. En el 20 volví a cambiar, dejé de creer en lo que no fuera mi suerte.

Mi piedad no es más que una tentativa de elusión: a cualquier precio, y quería eludir el destino, abandonaba a mi padre. Hoy me sé "ciego" sin medida, el hombre "abandonado" sobre el globo como mi padre en N. Nadie, sobre la tierra, en los cielos, se preocupó de la angustia de mi agonizante padre. No obstante, estoy convencido de que, como siempre, la hizo frente.

¡Qué "horrible orgullo", por instantes, en la sonrisa ciega de papá!

George Bataille (10 de septiembre de 1897-9 de julio de 1962) escritor, antropólogo y pensador francés, que rechazaba el calificativo de filósofo.


Gracias de nuevo, Sra. Oruga

martes, 21 de octubre de 2008

De La Razón De Este Blog

Esta entrada debería haberse colocado al principio claro está, pero por paradojas de mi existencia, se me ha ocurrido durante esta semana en que he estado lejos del teclado.

La razón de este blog es bien sencilla: huir de la censura de otras páginas y poder experimentar con otro tipo de formas de escribir...

No me considero escritor, ni mucho menos, ni un genio como muchos me pueden llamar, utilizando esa palabra muy deprisa. Simplemente tengo una mente inquieta, sí, y cada vez me gusta más escribir, plasmar mis ideas sobre una hoja en blanco y ver como otros disfrutan (o no) de ellas...

Sin embargo a veces esas ideas no usan las palabras que todo el mundo considera como correctas, y por ello creé este blog...

Habéis leído alguna muestra, y ha habido diversas opiniones, aunque sólo se hayan plasmado las criticas positivas (cuando las verdaderamente constructivas son las negativas, aunque he de reconocer que no sé encajarlas). De todas los comentarios que ha suscitado el post anterior (se nota la influencia de Bukowski, de hecho he tomado prestado su alter ego Chinaski), la que más me satisfizo fue la de una amiga a la que quiero con locura, y que me dijo con miedo y preocupación que el relato le había excitado...

Excelente.

No hay cosa más satisfactoria que te digan que se han puesto cachondos al leer un relato tuyo... Leed mi blog, y si os excitais, aprovechad esa excitación y haced el amor follad con mis palabras hasta alcanzar un orgasmo infinito, porque eso y no otra cosa hará que al día siguiente haya otro escrito publicado...

Por ahora estoy colocando relatos, aunque más adelante colocaré fragmentos de obras literarias que todos deberíamos leer (presentados por la Sra. Oruga, quien si no), peliculas que me han dejado a cuadros, cómics que demuestran que los tebeos no son cosa sólo de niños, pensamientos... Cualquier cosa es buena si me sirve para poder escribir y a vosotros para disfrutar...

Y recordad: Eyaculación... Preciosa palabra

domingo, 12 de octubre de 2008

De Una Obsesión / Amor Incomprendido

-Quiero follarte desde la primera vez que te vi

Una semana antes, en aquel mismo lugar, la conocí...

Las drogas nublaban mi mente. La jodida música estridente machacaba mi cabeza una y otra vez. Estaba a punto de irme harto ya de estar allí, otra noche malgastada, sin dinero, con el sabor del whisky barato en la boca. Entonces, sin saber de dónde salio, apareció ella delante de mí... Y comenzó mi calvario...

Su rostro de rasgos finos, poseía aún fisonomías adolescentes. Un rostro dulce y angelical que escondía un verdadero demonio sediento de sexo, capaz de arrancarte la lengua mientras te besaba si tuvieras la osadía de confiar en ella tanto como para introducir tu lengua en su boca.

Yo no sólo quería introducir mi lengua en su interior... Quise follármela desde el primer momento en que la vi. La deseé. Imaginé arrancándole las ropas allí mismo y dando rienda suelta a mi lujuria enfermiza, como si fuera un animal, con el único sentimiento de un sexo salvaje. Dejándome llevar por mis instintos animales, volviendo a los tiempos en que el ser humano follaba por algo más que un placer carnal, lo que hacía de ese sexo el mejor del mundo...

Durante unos segundos me quedé mirando sus profundos ojos, perfilados perfectamente dándole un tono más misterioso si cabía a esa mirada que empezó a obsesionarme...

Tan pronto como apareció en mi vida, aquella diosa morbosa desapareció de ella,dejando mi polla hinchada entre mis piernas.

Volví a casa. Apenas podía pensar en nada. Apenas sentía nada salvo la sangre bombeando en mi polla, hinchada por el deseo despertado por aquella desconocida, sufriendo un dolor que aumentaba mi deseo. Llegué a casa. Me serví una nueva copa de ese matarratas que vendían en el supermercado. Me lo bebí de un trago quemando mi garganta ese agua de fuego barato, y antes de que me diera cuenta estaba masturbándome pensando en ella...

Recordé sus labios finos de un rojo intenso por el carmín. Me imaginé besándolos una y otra vez. Pensé en su cuerpo desnudo entre mis brazos y como sus manos tocaban mi pijo y lo meneaban a ratos salvajemente a ratos suavemente. Sentí como se hinchaba entre mis dedos, la sangre llenando sus cuerpos cavernosos excitándome cada vez más si cabía...

Ella comenzó a bajar lamiendo mi cuerpo... Nunca me gustó que me chuparan la polla. Siempre me habían hecho daño, pero ella... Ella era una experta chupapollas y sabía que desde ese momento nadie más podría comérmela así, no querría que ninguna otra mujer se introdujera mi verga en su boca porque nadie lo haría así...

Nunca me gustó que me comieran la polla, pero comerme un coño... Eso era diferente... El suyo estaría rasurado. Era del tipo de mujeres que hacía eso, lo cual me excitaba aún más... Saboreé el sabor salado de su conejito en mi lengua. Lamí su clítoris sintiendo como ella quería huir del placer a la vez que yo arremetía con mi cabeza entre sus piernas; ella jadeaba, gritaba de placer y perdía sus manos entre mis cabellos. Introduje mis dedos dentro de su agujero húmedo sin parar de chupar... De esta forma mi polla no pudo más y escupió semen sobre mi mano, dejándome agotado sobre el sofá...

Me desperté a la mañana siguiente. Sobre mi entrepierna seguía el rastro de mi obsesión y en mi mente seguía ella. No podía quitármela de la cabeza... Por más que hiciera cosas para mantener la mente ocupada, siempre volvía a esos ojos que se me clavaron, que conseguían excitarme hasta ese punto...

No sabía su nombre: Miryam, Raquel, Sonia... ¿qué mas daba? Sólo quería follar con ella.

Los días pasaron lentamente, siempre borracho intentando engañar su recuerdo, intentando huir de la imagen que poblaba mis noches húmedas. Levantándome todas las mañanas con el olor del único sexo que podía tener con ella... Llegó por fin el día en que de nuevo la vería... Me acercaría a ella y le diría lo que me sucedía y follaríamos como conejos. Ésa era la noche...

La fiesta de nuevo era aburrida. Apenas bebí. Nervioso. No quería que el alcohol nublara mi vista... Entonces allí reapareció. Mi corazón comenzó a latir frenéticamente. La erección más grande que había tenido en mi vida llenaba mis pantalones a medida que me acercaba a ella... Cuando estuve a su altura, me miró de nuevo con aquellos ojos que me perseguían en mis húmedos sueños:

-Quiero follarte desde la primera vez que te vi.

Siempre he dicho que las mujeres se dividen en dos grupos: las que están buenas pero no se lo creen y las que están buenas y saben que lo están. Las pertenecientes al primer grupo, son fáciles de follar si eres capaz de aprovechar su inseguridad y si sabes decirles un par de palabras bonitas te la chuparán hasta dejarte seco.

Sin embargo las que son conscientes de lo que hacen sentir a los hombres, son unas zorras que te harán llegar a tu casa con una erección que ni siquiera con mil pajas conseguirás bajar.

Mi obsesión pertenecía al segundo grupo.

Después de unos segundos consternada, reaccionó con una sonora carcajada, y no hizo otra cosa que ridiculizar mi osadía.

Consiguió hundirme en la miseria...

Consiguió que la odiara...

Consiguió despojarme de mi orgullo...

Pero lo que no pudo conseguir es que dejara de pajearme pensando en ella.

sábado, 11 de octubre de 2008

De La Pluma de Bukowski

(...) es otro anochecer extraño, la gente viene a mí, hablan, me llenan: los futuros rabinos, los revolucionarios con sus fusiles, el FBI, las putas, las poetisas, los jóvenes poetas del estado de California, un profesor de Loyola camino de Michigan, un profesor de la universidad de California, Berkeley, otro que vive en Riverside, tres o cuatro chavales en el camino, simples vagabundos con libros de Bukowski embutidos en el cerebro... y durante un tiempo pensé que esta banda invadiría y asesinaría mis maravillosos y preciosos instantes, pero ha sido una fortuna, una suerte cada uno de ellos, todos, hombres y mujeres, me han traído algo y me dejan algo, y ya no he de sentirme como Jeffers detrás de un muro de piedra, y he tenido suerte por otra parte en que la fama que tengo sea en gran medida oculta y tranquila, y difícilmente seré nunca un Henry Miller con gente acampada alrededor de casa, los dioses han sido muy buenos conmigo, me han conservado vivo, e incluso coleando aún, tomando notas, observando, sintiendo la bondad de los buenos, sintiendo el milagro correr por mi brazo arriba como un ratón loco. una vida así, y se me otorga a los cuarenta y ocho años, aunque mañana no sepa si fue el más dulce de los dulces sueños.


Como siempre digo, si alguien es capaz de expresar lo que sientes mejor que tú... Pídele prestadas sus palabras

sábado, 4 de octubre de 2008

De Las Decepciones

La posibilidad de decepcionar a una persona es inversamente proporcional al tiempo que hace que conoces a esa persona.

Partiendo de esa máxima podemos llegar a la conclusión de que siempre decepcionaremos a la gente que mejor nos conoce ergo la gente que nos quiere.

Sin embargo no se trata de una máxima inquebrantable, ya que a medida que conocemos más a una persona también conocemos su forma de actuar, por lo que sólo haciendo algo verdaderamente gordo conseguiriamos decepcionar a esa persona...

A veces también decepcionamos a gente que erroneamente cree conocernos, gente que se hace una imagen de nosotros que no es tal, y cuando no respondemos a esa imagen por razones X nos echan en cara que no es lo que se esperaban de nosotros. Sinceramente lo único que puedo decirles a esa gente es que lo siento, así soy yo cuando me conociste, con los mismos fallos y defectos que ahora...

Es inevitable dececpionar a alguien, ya que el ser humano es un ser social, y como siempre he dicho racional con todas sus ventajas y desventajas, y la de sufrir decepciones es una de ellas...

Cada día me decepciona alguien, al igual que yo decepcionaré a miles de personas... Muchas veces me acusan de ser huraño, borde y seco... Pero como siempre os he dicho, la verdad duele y elegí mi papel de ser odiado por deciros la verdad...

Señores, así he sido siempre, y ya soy demasiado viejo para aprender nuevos trucos. Tengo alguna que otra virtud y en vuestras manos está el equilibrar esos fallos con las virtudes y ver que os cunde más...

Yo lo hago siempre, y desgraciadamente ha habido casos, lógicamente, en que los defectos han vencido a las virtudes, y viendo que esa persona no aportaba nada a mi vida, o ya había aportado todo he debido despedirme de ella con un hasta luego...

Personalmente y ya os lo he dicho muchas veces, pocas veces espero algo de alguien, ya que siempre parto de que todo el mundo es un perfecto hijo de puta (ya echaba de menos un taco en este texto). Puede que sea algo duro, incluso triste, pero siempre es mejor sorprenderse que decepcionarse...

No quisiera decepcionaros y a la vez que me acusaran de pesimista, ya que la máxima que comienza este texto, podría interpretarse de forma inversa diciendo que la capacidad de sorprendernos de una persona también es inversa al tiempo que conocemos a esa persona, pero cuando nos sorprenden gratamente... ¿A que mola?

viernes, 3 de octubre de 2008

De Palabras Soeces y No Por Ello Menos Bellas

¿Por qué limitamos o censuramos nuestro propio lenguaje? Un lenguaje bello, casi perfecto con el que expresar nuestros sentimientos más internos, más oscuros y escondidos...

Sin embargo calificamos a algunas palabras de soeces y vulgares, y por ello no las utilizamos al creerlas sin belleza...

Observad esas palabras, jugad con ellas, disfrutadlas gritadlas. En lugar de decirle a vuestra pareja: deseo hacer el amor contigo, susurrádle al oído "Quiero follarte ahora mismo", con voz sensual y cálida. ¿Hay algo más bello que eso?

Quien vea suciedad en esa frase será porque la suciedad se encuentra en su propia mente, ya que simplemente denota la verdad: deseo follar con esa persona.

Salvajemente.
Volver a mi estado primitivo y guiarme por los instintos más básicos sin importarme ninguna ética o moral, sólo disfrutar de esa persona y convertir su cuerpo en un templo a mi amor por ella...

Seamos realistas. Lo que escribo que gusta tanto al club de fans no es real, nadie va por la calle diciendo esas tonterías y la verdad he decidido eliminar la censura de mis labios y disfrutar de las palabras que Chinaski me enseñó.

Algunos se sentirán ofendidos, malditos seres llenos de moralidad estúpida que nos quitán el derecho más básico de expresión... A esos seres racionales simplemente les digo: jodeos, seguiré gritando soeces por la calle mientras tenga voz...

Eyaculación... ¡Qué bonita palabra!