lunes, 1 de diciembre de 2008

De La Gente Que Se Va

Últimamente he cambiado el chip de este blog, pasando de escribir relatos de influencia Bukowskiniana, a simplemente sentarme delante del ordenador, encender un cigarrillo y dejar que se consuma mientras el humo nubla mis ojos y las palabras salen a la luz. Divagaciones, pensamientos, ocurrencias... Cualquier cosa vale si alguien al otro lado lo lee y piensa durante unos minutos...

Hubo un tiempo en que, debido al gran daño que me hicieron, decidí no echar de menos a nadie. Sacrifiqué sentimientos que antes tenía fabricando una recia armadura invisible a mi alrededor, riendo a carcajadas dentro de ella creyendo que nada ni nadie podría alcanzarme. También desarrollé una idea que curiosamente he observado en otras personas. Esa idea brillante era el pensar que tarde o temprano todo el mundo se irá de mi vida.

Lo que puede parecer una frase lógica y simple (obviamente el tiempo corre para todo el mundo, y nunca se sabe dónde terminaremos) es el principio más dañino que podamos pensar. Me explico: el hecho de pensar que nadie permanecerá en nuestras vidas, nos impide amar, nos impide disfrutar de cada persona que entre en ellas y aprender las cosas que nos deben enseñar, y cuando se marchen todo seguirá igual, y no habremos aprendido nada...

Esa idea maldita proviene, como dije antes, del acto desesperado que realizamos al sufrir un gran daño intentando evitarlo de nuevo, sin darnos cuenta que hemos pactado con el Diablo para ello.

Es curioso que sea yo quien diga esto, fiel defensor de tal idea durante tanto tiempo; pero las cosas cambian, YO he cambiado y me he dado cuenta de que hay gente maravillosa ahí fuera, gente con la que quiero reír, pasarlo bien y si se da el caso, por qué no, enamorarme. Sé perfectamente que nada es para siempre, ya lo decían los Héroes del Silencio, pero ya me duelen los dedos de repetirlo: disfruta el momento. No pienses en el mañana cuando te despiertes al lado de esa persona y veas que te esta mirando con ojos de cordero degollado. Si alguna vez se tiene que marchar, pues nada, un beso de despedida, un hasta luego y gracias por el pescado y que te vaya bien, pero mientras, exprime todo lo que pueda enseñarte porque por eso ha entrado en tu vida: para enseñarte algo nuevo y en tu mano está aprovechar esa oportunidad.

No hay comentarios: