martes, 18 de agosto de 2009

De Una Rendición


Hoy ha sido uno de esos días en que me he encontrado solo en la multitud. Ansiando poder volver a casa y liberar mi mente de estas palabras, son casi las tres de la mañana cuando he podido disfrutar de mi soledad...

Ante todo quiero dejar claro que no escribo esto esperando que nadie me diga nada, justamente lo contrario, porque como he dicho a una amiga si quieres saber cómo estoy simplemente llámame y nos tomamos un café, estando encantado de contarte lo que quieras... Aunque dudo que lo haga, porque desgracidamente el ser humano tiende a intentar ayudar a los que le rodean y aún sin entender siquiera a la otra persona, nos empeñamos en decir nuestra opinión y no quiero escuchar eso,porque cada persona es un mundo y personalmente soy un mundo bastante raro...

No busco que me digáis nada, simplemente me apetece escribir, me apetece desahogar la tristeza que se ha convertido en rabia y escribir presa de ella. Porque hoy, hoy me he tomado el lujo de rendirme.

Me encuentro cansado de luchar; fui una vez un Caballero sin Sombra que combatió mil batallas, perdiendo todas y cada una de ellas, enamorado de una estrella que ya ni le recuerda y por la que perdió parte de su alma...

El Caballero sin Sombra murió, o más bien se aletargó dando paso a un Viejo Cuentacuentos, enfundado en un viejo abrigo oscuro, siempre con un cigarro en su mano que se consumía solo y ansioso por arrancar una sonrisa de la Pequeña Momo...

Mi Pequeña Momo, con quien tantas aventuras he vivido en un mundo lejos de éste, un mundo de sueños donde cualquier cosa que mi desbordada imaginación pudiera crear era posible...

Sin embargo me encuentro cansado, incapaz de seguir luchando, sabiendo que por mucho que quieras a una persona, eso no significa que debas estar con ella, sabiendo que todo pasa y siendo ésa mi mayor tristeza: saber que pronto también ese personaje, el Viejo Cuentacuentos, el que abrazara a la Pequeña Momo en una playa de sueños, el que le contara historias y creara amigos sólo para ella también desaparecerá...

Me encuentro triste, no lo niego, pero no os preocupéis que no notaréis nada, tal es la perfección de mi disfraz. Los chistes, para desgracia de algunos, seguirán saliendo de mis labios, la carcajada saldrá de mi garganta, y puede que incluso alguna que otra historia salga de mis dedos...

Sé que mañana será otro día, que conseguiré dormir esta noche, cansado y por fin solo, solo entre la multitud, deseando hablar con la única persona que sería capaz de llenarla, preocupado por no conseguir encontrar su sonrisa, preocupado por no poder ayudarla y renunciando a ella para siempre... Sé que mañana despertaré en un nuevo día, lleno de aventuras, lleno de amigos que nunca me faltan y lleno de cosas en qué pensar, que encontraré fuerzas donde no las haya...

Pero eso será mañana, dejádme que descanse hoy, dejádme que me rinda hoy, por favor...

No hay comentarios: