sábado, 24 de octubre de 2009

De una vuelta a la oscuridad

Porque como siempre es la oscuridad la que me aloja en su seno, ocultándome de miradas hipócritas, dándome la vida, siendo más que la ausencia de luz...

El mundo ha cambiado, he tardado demasiado en darme cuenta pero al final he reaccionado; comienzo una metamorfosis dolorosa: la oruga que se convierte, no en mariposa, sino en un ser indefinido, cuya forma aún está por determinar...

Y es que tantas veces que he amado, tantas veces que he repetido un continuo ciclo de conocer / amar / olvidar, de ilusionarme / desilusionarme... Tantas veces que he deseado tenerte en mis brazos, de acariciar tus cabellos y decirte con palabras sinceras: "todo pasará, todo pasará..."

Tantas veces que he buscado el amor y cuando lo he encontrado resulta que más que una posesión fue un alquiler, pocas veces siendo el primero y nunca el último... Tantas veces que he sentido la rabia recorrer mis venas, de intentar odiarte, de aborrecer al ser amado... Tantas veces que lo he intentado y nunca me di cuenta que era tan fácil.. .

Y por eso no conseguía hacerlo, porque búscaba complicadas cábalas, hechizos olvidados, conjuros de birli birloque... Sin darme cuenta que todo era más sencillo...

La gente viene y se va, va y viene, cada una dejando un rastro de su persona en nuestra vida, cada una dejando una experiencia que con el tiempo nos enseñará algo, pero que ahora guardamos sin saberlo en el fondo de nuestro corazón... Un corazón roto en pedazos, tantas veces que la sola idea de recomponerlo me da risa, habiendo quedado trozos por el camino: tú te llevaste uno, aquella pequeña del colegio, la de las coletas que tímidamente me dio un beso, mi primer beso, en aquel inocente juego de "El Conejo de la Suerte", cuando los besos eran puros y castos, llenos de una sensación de cosquilleo en el estómago que poco a poco se fue perdiendo... Aquella niña de azul, la de las coletas, se llevó un trozo de mi corazón...

Y qué es lo que harás con ese trozo... La verdad lo desconozco, ya que no me pertenece, pero sé que él velará cada uno de tus sueños cada noche, que me podrás olvidar, que puede que ya lo hayas hecho, que puede que la tristeza se haya terminado para siempre y tu sonrisa sea un tatuaje perpetuo en tu rostro...

Y la verdad es que me alegro de ello: Lo único que puedo echarte en cara es que permitieras que me enamorara de ti y ni siquiera eso, porque ambos dos sabíamos que pasaría, ambos dos sabíamos las reglas del juego...

Pasará el tiempo, lo sé, un tiempo en que no existiré y de pronto encontrarás algo que te hará recordarme: un escrito en una servilleta de papel, un beso perdido en tu mejilla, un sueño que te regalé... Cualquier cosa que sea parte de mí y que te haga pensar en mí... Y en ese momento sólo Dios sabe que pasará...

Ojalá pudiera decir que es el alcohol el que habla por mí, ojalá pudiera decir que la continua juerga, la orgía y la bacanal han secado lo que sentía por ti... Pero simplemente es la oscuridad que me llena, aquella de la que huía y que pacientemente me esperaba; y no creas que siento miedo ante mi metamorfosis. Al contrario, puedo decir que la espero, que la deseo... Simplemente tengo miedo de la frialdad que siento ante todo lo que está pasando, la impasibidad ante esta falta de luz....

24-10-09

6:57 a.m


1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuando una niña debía elegir a quien besar, el 80% de las veces elegía a alguien de su mismo sexo. En mi caso, las probabilidades de que fuera un niño quien acabara en tal aprieto eran 4 de 26, así que francamente no recuerdo que hacían en esos casos. Ah, si. Besaban a sus primas.
Y mientras, el fantasma de una promesa imposible seguía creciendo. Al final, somos cazadores de corazones que perdieron el suyo. Hay tan pocos que valgan la pena que a veces es necesario inventárselos.
P.D.¿Cómo hablar con subjetividad sin mencionarse a sí mismo? -.-