domingo, 25 de octubre de 2009

De una historia de amor como otra cualquiera

Se conocían desde hace tiempo, tanto que eran capaces de hablar sin siquiera emitir ningún sonido. Pasaban el tiempo mirándose el uno al otro, admirando la belleza que tenían enfrente, sin siquiera necesitar nada más… Un día tras otro, tras otro, amándose apasionadamente, sintiendo como el deseo creía dentro de ellos.

-Me gustaría tocarte- decía él.

-Me encantaría ser tocada por ti.-contestaba ella.

-Deseo besarte-decía él.

-Me encantaría ser besada por ti-contestaba ella.

Sin embargo aún no habían podido saciar sus deseos, aún no habían podido unir sus almas en un beso, ni siquiera rozar sus cuerpos… La distancia los separaba, una distancia tal vez muy pequeña, pero que se hacía infinita.

Día tras día, él la admiraba. Día tras día él la deseaba.

Día tras día ella veía como le miraba. Día tras día ella veía como la deseaba y tímidamente se sonrojaba.

Se conocían desde hace tiempo, tanto que eran capaces de hablar sin siquiera emitir ningún sonido. Se amaban casi desde el primer momento, pero nunca habían podido superar esa distancia.

-Paciencia-le decía ella.

-Paciencia…-contestaba resignado él.

Entonces, un amanecer de primavera ocurrió. Lentamente él despertó y como todos los días la miró: su belleza no era de este mundo, tan blanca como la nieve, tan verdes sus ojos que eran como esmeraldas… Y supo nervioso que había llegado el momento. El momento en que por fin podría besarla…

Estaba nervioso.

Estaba nerviosa.

Él cerró los ojos y dejó que todo ocurriera, Sintió cosquillas mientras buscaba su beso, mientras imaginaba qué sería tocarla. Y se dejo llevar.

Ella mantenía los ojos abiertos, viendo como su beso llegaba, observando como por fin la distancia era superada, sabiendo que pronto su amor daría sus frutos. Tenía miedo, no podía negarlo. Tenía miedo, la primera vez que estarían juntos en cuerpo y alma… Y se dejó llevar.

Ningún beso fue como ése que se dieron aquel día. Ningún ser vivo hizo el amor como ellos, lentamente, con cuidado para no hacerle daño, con cosquillas, con inocencia, con pasión, con inocencia…

Y el insecto, inocente en su trabajo, ni siquiera sabía que estaba pasando….





sábado, 24 de octubre de 2009

De una vuelta a la oscuridad

Porque como siempre es la oscuridad la que me aloja en su seno, ocultándome de miradas hipócritas, dándome la vida, siendo más que la ausencia de luz...

El mundo ha cambiado, he tardado demasiado en darme cuenta pero al final he reaccionado; comienzo una metamorfosis dolorosa: la oruga que se convierte, no en mariposa, sino en un ser indefinido, cuya forma aún está por determinar...

Y es que tantas veces que he amado, tantas veces que he repetido un continuo ciclo de conocer / amar / olvidar, de ilusionarme / desilusionarme... Tantas veces que he deseado tenerte en mis brazos, de acariciar tus cabellos y decirte con palabras sinceras: "todo pasará, todo pasará..."

Tantas veces que he buscado el amor y cuando lo he encontrado resulta que más que una posesión fue un alquiler, pocas veces siendo el primero y nunca el último... Tantas veces que he sentido la rabia recorrer mis venas, de intentar odiarte, de aborrecer al ser amado... Tantas veces que lo he intentado y nunca me di cuenta que era tan fácil.. .

Y por eso no conseguía hacerlo, porque búscaba complicadas cábalas, hechizos olvidados, conjuros de birli birloque... Sin darme cuenta que todo era más sencillo...

La gente viene y se va, va y viene, cada una dejando un rastro de su persona en nuestra vida, cada una dejando una experiencia que con el tiempo nos enseñará algo, pero que ahora guardamos sin saberlo en el fondo de nuestro corazón... Un corazón roto en pedazos, tantas veces que la sola idea de recomponerlo me da risa, habiendo quedado trozos por el camino: tú te llevaste uno, aquella pequeña del colegio, la de las coletas que tímidamente me dio un beso, mi primer beso, en aquel inocente juego de "El Conejo de la Suerte", cuando los besos eran puros y castos, llenos de una sensación de cosquilleo en el estómago que poco a poco se fue perdiendo... Aquella niña de azul, la de las coletas, se llevó un trozo de mi corazón...

Y qué es lo que harás con ese trozo... La verdad lo desconozco, ya que no me pertenece, pero sé que él velará cada uno de tus sueños cada noche, que me podrás olvidar, que puede que ya lo hayas hecho, que puede que la tristeza se haya terminado para siempre y tu sonrisa sea un tatuaje perpetuo en tu rostro...

Y la verdad es que me alegro de ello: Lo único que puedo echarte en cara es que permitieras que me enamorara de ti y ni siquiera eso, porque ambos dos sabíamos que pasaría, ambos dos sabíamos las reglas del juego...

Pasará el tiempo, lo sé, un tiempo en que no existiré y de pronto encontrarás algo que te hará recordarme: un escrito en una servilleta de papel, un beso perdido en tu mejilla, un sueño que te regalé... Cualquier cosa que sea parte de mí y que te haga pensar en mí... Y en ese momento sólo Dios sabe que pasará...

Ojalá pudiera decir que es el alcohol el que habla por mí, ojalá pudiera decir que la continua juerga, la orgía y la bacanal han secado lo que sentía por ti... Pero simplemente es la oscuridad que me llena, aquella de la que huía y que pacientemente me esperaba; y no creas que siento miedo ante mi metamorfosis. Al contrario, puedo decir que la espero, que la deseo... Simplemente tengo miedo de la frialdad que siento ante todo lo que está pasando, la impasibidad ante esta falta de luz....

24-10-09

6:57 a.m


lunes, 12 de octubre de 2009

De un 9 de octubre de 2009. Reflexiones de un treintañero novato

El 9 de octubre de 1940 nació John Lennon.

El 9 de octubre de 1964 nació Guillermo del Toro.

El 9 de octubre de 1967 asesinaron al Comandante Che Guevara.

Y fue el 9 de octubre de 1979, hace ya la friolera de treinta años, cuando mis pulmones tomaron por primera vez su primer aliento y por manías que tiene uno, le cogí el gusto y aún no he parado.

Fue en ese año en que debido al amor de dos personas maravillosas, nació éste que os escribe, dos personas a las que nunca he demostrado el cariño que se merecen, por ser como soy y que he decepcionado tantas veces que ya no sé ni contarlas y que siguen ahí pese a todo...

Y es que en este año de 2009 en que los niños pequeños aprenden a decir crisis antes que papá: Crisis económica, crisis personal, crisis de los treinta, crisis matrimonial, joder si hasta en el universo DC están con la llamada Crisis Final. Pues en este año se me ocurre a mí cumplir treinta tacos...

Debo decir que tenía miedo. Ninguna de mis expectativas de cuando era pequeño se han cumplido. También debo decir que mi cumpleaños empezó con una pequeña desilusión y es que nunca aprenderé que la ilusión siempre es más rápida que su hermana gemela que es más paciente y tarda un poco más en llegar, aunque siempre llega...

También debo aprender que el día tiene 24 horas, y que los fines de semana son muy largos y que tengo unos amigos que valen su peso en oro. Muchas gracias a todos por este gran cumpleaños.

En estos treinta años han pasado mil cosas: he conocido a mucha gente, gente que me ha enseñado cosas increíbles, a amar, a odiar, a reír, a ser feliz, a estar triste...

Mucha gente se ha ido de mi vida. Algunos porque así lo quiso el destino. Otros porque nuestros caminos se separaron. Y otros desgraciadamente, porque al ser como soy se fueron cansados de intentar penetrar mi armadura, consolándome en la idea de decir que todos tarde o temprano se van de mi vida, sin saber que era yo el que los echaba...

He cometido muchos errores, pero nunca he huido de sus consecuencias (algunas de las cuales sigo pagando aún).

He mantenido una amistad que ya quisieran muchos , con los amigos de toda la vida y con algunos nuevos, con los que celebré mi cumpleaños, rodeado de ellos, mi segunda familia.

He escrito historias maravillosas, creado mundos enteros, personajes tiernos, odiosos, un Viejo Cuentacuentos que no se cansa de contar historias sin darse centa que ya apenas le escucha nadie...

He conocido a la persona cuya alma fue una con la mía en otra vida, lástima que en ésta no puedan unirse...

Y es que al haber nacido del amor de dos personas, dos personas gracias a las cuales estoy escribiendo esto, que me han enseñado como debo ser, soy un ser de amor, un avatar del cariño que a la vez odia que le den alguna muestra de él, al no creerse merecedor de ella. POrque, no soy nada del otro mundo, simplemente hago lo que creo que está bien, siempre intentando arrancar una sonrisa, siempre ilusionado con esa historia que quiero contarte, sin pedir nada a cambio, simplemente que esa noche duermas soñando con ella...

Me han acusado de estar siempre triste, de que me gusta ese estado... Puede que sea cierto, ya que si fuera más egoísta, si fuera menos soñador sería más feliz, los pies en la tierra y pasadno de todo y de todos. Sería más feliz sí, pero no sería yo, y vosotros no estaríais a mi lado...

Y es que eres tú quien debe sentirse afortunado o no de recibir este mail, esta divagación nocturna y si alguna frase te ha gustado, tómala, quitámela de las manos y úsala en tu beneficio. Hazla tuya. Tienes mi permiso.

Treinta años ya...Tres decadas llenas de cariño, ilusión y desilusión... Tres decadas llenas de risas y algún que otro llanto. Tres decadas que no cambiaría por nada.

domingo, 13 de septiembre de 2009

De Un Orgullo Friki

Por fin tras varios intentos, conseguí mi ejemplar de Spider-Man en italiano. Agradecimientos especiales a mi amiga Bea, que se acordó de traérmelo la tía.

Ya son cinco los idiomas en los que tengo cómics de Spidey (aparte del idioma cervantino, claro está): en checo, en alemán, francés (gracias Anita, I loviu!), italiano e inglés.

L'uomo ragno

La verdad es que es un capricho friki, un paso más en esta carrera de frikismo que es mi vida. Porque es así y sintiéndolo mucho: estoy orgulloso de ser friki, aunque en estos tiempos oscuros, la palabra esté devaluada, y debido a las tan esperads adaptaciones cinematográficas todo el mundo se haga el entendido en cómics o lleve camisetas con mis adorados personajes, compradas en Bershka o en HyM.

Fue curioso el otro día cuando en un bar vi a un tipo con una camiseta de Estela Plateada dibujado creo por John Buscema. Con un par de cervezas de más me acerqué a él y le dije:

-Alaa! John Buscema en vena! Ese tío era un artista!

El tío me mira y me dice;

-Joder, yo sólo me la compré porque me gustaba.

Y es que es así, el frikismo ha dejado de ser algo de minorías para salir al exterior y ser mancillado por la estúpida moda.

Ahora todo el mundo es friki, ahora a todo el mundo le gustan los tíos en pijama y saben más que nadie de ellos. Me dicen, orgullosos y convencidos, que Lobezno es hermano de Dientes de Sable, que el Joker mató a los padres de Batman y que a Spider-Man le picó una araña modificada geneticamente... Todo lo que sale en las pelis, oiga.

Señores, me parece bien que veáis pelis,me parece estupendo que os gusten, que os compréis camisetas... Pero no queráis ser más frikis que el friki, porque ser friki no consiste en tener mas muñequitos de Star Wars que nadie, ni en tener camisetas con brillitos ni nada de eso. Porque el ser friki hace que pueda ver pelis que sólo conozco yo y un señor de Murcia y que encima son verdaderas obras maestras, me da la alegría de poder evadirme en un autobús leyendo un buen cómic, sin avergonzarme y viendo como mucha gente me mira con curiosidad... Joder, pues id a una tienda de esas raras y compraos un buen cómic, recordad cuando eráis niños en este eterno complejo de Peter pan en el que vivimos y daos cuenta que los cómics no son solo para niños, que los adultos en que nos hemos convertido esos niños seguimos disfrutando de esas historias...

En fin, sí soy friki... Y orgulloso de ello!


miércoles, 2 de septiembre de 2009

De Anticristo de Lars Von Trier


Antichrist (Lars Von Trier, 2009): Para ayudar a su mujer a superar la muerte accidental de su hijo, su marido, psicólogo, decide llevarla a una cabaña perdida en medio de un bosque, el lugar donde ella pasó el último verano con su pequeño. Pero la terapia no parece funcionar, ella comienza a comportarse de modo extraño, y la naturaleza también.


***
Siento decirles a todos los que odien a este director, que mi primera experiencia plena (es decir la primera vez que veo una película de Von Trier, agusto, entera y disfrutándola) ha sido satisfactoria.

Y es que esta película no es para todos los públicos, sino solo para aquellos que saben que el cine además de un mero entretenimiento es un arte.

Cuando iba en el coche me sentía como la primera vez que me monté en una montaña rusa: sabía que me gustaría,pero el miedo era patente. Sentía miedo de que la película fuera desagradable (habiendo escenas que son duras sí). Miedo de que la película fuera un tostón y que sintiera que había tirado mi cada vez más escaso dinero y mi tiempo. Sin embargo no ha sido así.

No soy experto en cine, ni crítico, ni gaitas, por eso no valoro la película según sus rasgos técnicos, ni su mensaje, ya que al salir del cine los tres que hemos ido dimos tres interpretaciones diferentes.

La mía supongo que se verá teñida por mi situación personal, aventurándome a decir que seguramente si la revisiono dentro de un año, me transmitirá cosas diferentes.

Me alejaré de metáforas de Adan y Eva, del Jardín del Edén y de filosofadas varias,porque otros serán más capaces de hablar de ello que yo y simplemente diré lo que esta obra de arte me ha transmitido.

La película me parece una metáfora, una hipérbole de lo que la autodestrucción personal nos hace a nosotros mismos y como hacemos daño a las personas que nos aman y nos quieren ayudar.

He observado como la culpa hacía mella en Charlotte Gainsbourg y como poco a poco iba cayendo en el Infierno que es la tristeza patológica.

He visto cómo Willem Dafoe (ante quien me quito el sombrero) intentaba ayudar a su mujer, como el amor le impedía rendirse, sufriendo la tortura exagerada que a veces provocan esos estados.

Sé que no es la mejor interpretación, sé que puede que ni siquiera haya entendido la película... Pero es lo que me ha transmitido a mí, saliendo del cine con una mezcla de tristeza y alegría a partes iguales

martes, 18 de agosto de 2009

De Una Rabia Contenida


Estoy harto de tantas moñadas y autocompasiones, de ver como la gente que quiero se rinde ante la menor adversidad y de ver que lo único que hacen es llorar y permanecer en un sitio mirando el infinito y encima escuchar que se sienten orgullosos de ser capaces de ocultar esa tristeza y colocarse una máscara que les capacita para llorar por dentro sin que nadie lo sepa.

Vivimos en una sociedad en que los imbéciles reinan, adorando símbolos obsoletos que son incapaces hasta de representar, una sociedad en la que ser feliz es un lujo, ya que pocas veces lo conseguiremos al ser educados para siempre desear algo que no tenemos.

Pedimos un deseo: deseo que alguien me ame. Sin embargo esa pequeña frase está mal formulada, ya que al encontrar a esa persona, una persona que aparece on un cartel que dice: te amaré tanto como siempre has deseado, buscamos la excusa perfecta para rechazarlo, ya que como he dicho ese deseo está mal formulado, debiendo ser deseo que alguien me ame, pero al encontrarlo no lo quiero a mi lado. Ése sería el deseo perfecto.

Pertenezco a una especie en peligro de extinción, una especie capaz de amar hasta la saciedad, sin pedir nada a cambio, sólo recibiendo los golpes de un mundo en el que mi sitio fue ocupado hace tiempo.

Y por primera vez en mucho tiempo, me sumerjo de lleno en esa tristeza que me salpicaba, buceando en ella hasta llegar al fondo donde encuentro una rabia contenida que me sirve para poder escribir esto.

La capacidad de síntesis que poseo es incomprendida.

Las ganas de llorar que siento al ver como mi vida sigue pasando de desamor en desamor en un continuo ciclo de conocer amar y ser olvidado.

La frustración de ver a la persona que quiero, hundirse en una miseria de la que no quiere salir, de ver como su coraza se hace cada vez más fuerte y yo cada vez más débil, con los nudillos rotos de golpear el muro que nos separa...

La larga espera de permanecer en silencio esperando unas palabras de su boca que nunca llegan...

Estoy cansado.

Y si digo algo me censurarán diciendo que siempre estoy quejándome, me acusarán de amargado y de no saber vivir... Yo, que siempre he escuchado las quejas de todo el mundo, apretando los puños y mordiéndome la lengua para no escupir palabras a su cara que harían que se dieran cuenta que todo lo que he dicho antes es verdad...

Autocompasión. Adorada autocompasión. Lo único que nos queda cuando nos damos cuenta que las virtudes de los demás son superirores a las nuestras.

Sin embargo yo digo ¡no! No quiero esa autocompasión. Soy mejor que todos ellos, ellos que quieren hundirme en su mundo, robarme todo en lo que creo e intento tirar de vosotros, viendo como os hundís en el lodo, en unas arenas movedizas, observando como os pierdo sin poder hacer nada.

Y si digo algo me estaré quejando.

Por fin vuelvo a escribir sentimientos en estado puro, sin apenas pensar, las palabras salen de mis dedos aporreando este viejo teclado, en un último intento de ser comprendido, un último grito de socorro que sé no será escuchado... Porque desgraciadamente, hasta yo puedo caer presa de esa autocompasión que odio, porque somos así, siempre buscando algo de cariño pero con miedo de encontrarlo, y si el mundo es así... ¿Quién soy yo para cambiarlo?

De Una Rendición


Hoy ha sido uno de esos días en que me he encontrado solo en la multitud. Ansiando poder volver a casa y liberar mi mente de estas palabras, son casi las tres de la mañana cuando he podido disfrutar de mi soledad...

Ante todo quiero dejar claro que no escribo esto esperando que nadie me diga nada, justamente lo contrario, porque como he dicho a una amiga si quieres saber cómo estoy simplemente llámame y nos tomamos un café, estando encantado de contarte lo que quieras... Aunque dudo que lo haga, porque desgracidamente el ser humano tiende a intentar ayudar a los que le rodean y aún sin entender siquiera a la otra persona, nos empeñamos en decir nuestra opinión y no quiero escuchar eso,porque cada persona es un mundo y personalmente soy un mundo bastante raro...

No busco que me digáis nada, simplemente me apetece escribir, me apetece desahogar la tristeza que se ha convertido en rabia y escribir presa de ella. Porque hoy, hoy me he tomado el lujo de rendirme.

Me encuentro cansado de luchar; fui una vez un Caballero sin Sombra que combatió mil batallas, perdiendo todas y cada una de ellas, enamorado de una estrella que ya ni le recuerda y por la que perdió parte de su alma...

El Caballero sin Sombra murió, o más bien se aletargó dando paso a un Viejo Cuentacuentos, enfundado en un viejo abrigo oscuro, siempre con un cigarro en su mano que se consumía solo y ansioso por arrancar una sonrisa de la Pequeña Momo...

Mi Pequeña Momo, con quien tantas aventuras he vivido en un mundo lejos de éste, un mundo de sueños donde cualquier cosa que mi desbordada imaginación pudiera crear era posible...

Sin embargo me encuentro cansado, incapaz de seguir luchando, sabiendo que por mucho que quieras a una persona, eso no significa que debas estar con ella, sabiendo que todo pasa y siendo ésa mi mayor tristeza: saber que pronto también ese personaje, el Viejo Cuentacuentos, el que abrazara a la Pequeña Momo en una playa de sueños, el que le contara historias y creara amigos sólo para ella también desaparecerá...

Me encuentro triste, no lo niego, pero no os preocupéis que no notaréis nada, tal es la perfección de mi disfraz. Los chistes, para desgracia de algunos, seguirán saliendo de mis labios, la carcajada saldrá de mi garganta, y puede que incluso alguna que otra historia salga de mis dedos...

Sé que mañana será otro día, que conseguiré dormir esta noche, cansado y por fin solo, solo entre la multitud, deseando hablar con la única persona que sería capaz de llenarla, preocupado por no conseguir encontrar su sonrisa, preocupado por no poder ayudarla y renunciando a ella para siempre... Sé que mañana despertaré en un nuevo día, lleno de aventuras, lleno de amigos que nunca me faltan y lleno de cosas en qué pensar, que encontraré fuerzas donde no las haya...

Pero eso será mañana, dejádme que descanse hoy, dejádme que me rinda hoy, por favor...

domingo, 9 de agosto de 2009

De Una Divagación (Po trincame un...!)


En estos tiempos en los que la palabra crisis es una de las primeras que los niños aprenden y que se ha convertido en una constante en mis oídos (crisis económica, crisis de los treinta), me levanto tarde en este domingo, al no tener nada que hacer, en una casa que sin ser mía es como si lo fuera, en una soledad que por primera vez desde hace mucho tiempo no se vuelve pegajosa y tras ver algunas fotos del pasado, un pasado no má feliz ni más triste sólo diferente, por fin la inspiración, ella que me ha estado huyendo estos días supongo que para irse de vacaciones ,ha vuelto...

Me resulta curioso como una conversación puede cambiar el aspecto de una persona, como tras una buena ración de ellas, la ilusión de esa chica que te tenía enamorado se disuelve o esa chica en la que apenas te habías fijado se vuelve preciosa... Amante de las palabras como soy, me nutro de esas conversaciones como Moisés en el desierto se nutría del preciado maná. Una noche en un festival hablando de cómo cambiar el mundo, de cuentos de hadas que nunca existieron, un cigarro de la risa en la mano, una cerveza en la otra, sentados en el suelo... Para que necesito más compañía que la de esa persona. Sin música estridente, sin ningún contacto presexual ni tensión de ningún modo...

Echo de menos esas tardes sentado en un poyete, con un paquete de patatas y una Coca Cola de dos litros, contando chistes mil veces manidos, soñando con qué seré de mayor (aunque la verdad aún no lo sé) y la grata compañía de aquél que me quiera escuchar (y lo siento por los defensores de la igualdad en el lenguaje, porque no diré aquél o aquella, porque desgraciadamente el castellano es un idioma machista, al igual que el alemán es un idioma feminista y nadie se queja).

Curioso, acabo de darme cuenta que hoy es mi no cumpleños, que el reloj sigue adelante y que dentro de apenas dos meses el dos se terminará para dejar pas a diez años de tres... A veces siento haber perdido el tiempo y en cierto modo así es: no he viajado por toda Europa, no he plantado un árbol, no he tenido un hijo... Pero por otro lado me planteo otras cosas y veo el vaso no medio lleno, sino lleno del todo: he escrito un libro, he arrancado mil sonrisas, he conseguido que cierta persona me eche de menos y como siempre he conseguido que durante unos minutos hayas dejado lo que estabas haciendo y te hayas olvidado del resto del mundo en su incesante estrés y estés leyendo esto, por lo que espero haber arrancado otra sonrisa.

Siento el desorden, la divagación de este texto, pero como siempre echadle la culpa a ellas, yo sólo soy un mero vehículo para su salida.

martes, 4 de agosto de 2009

De Un Amor de Autobús


Los Rammstein reventaban mis oídos cuando el autobús llegó por fin. Abrió sus puertas dejándome sentir una oleada de aire fresco, contrastada con el infierno desatado en la calle.
Con una sonrisa de cortesía, saqué mi billete y me dispuse a sentarme y comenzar a devorar el último cómic que había conseguido… Sin embargo algo me lo impidió.

Sentada al lado de una ventanilla se encontraba una chica. Su mirada se perdía a través del cristal y ni siquiera se percató de mi existencia, aunque sin saberlo había conseguido alterar todo mi mundo.

Me senté frente suya, sin poder dejar de observarla. Abrí el cómic por una página cualquiera, disimulando así que la estaba mirando, sin importarme la enésima lucha de Spider-Man contra el Duende Verde. De vez en cuando una mirada esquiva se escapaba y coincidía con sus ojos, convirtiéndome en un niño tímido y sonrojado.

La observé. Ni siquiera sabía su nombre, pero no importaba, porque sabía que durante ese trayecto de autobús estaría enamorado de ella. Sus ojos apenas se separaban de la ventanilla, mirando con nostalgia el exterior. ¿En qué pensaría? ¿Pensaría en un amante abandonado? O tal vez estaría deseando abrazar al dueño de su corazón… Apenas podía leer sus ojos y mi mente ya contaba historias sobre ella…

De nuevo nuestras miradas se encontraron, lo que provocó que sonriera, una sonrisa dulce que hizo que deseara que la tierra se abriera en ese momento tragándome. Ella se acomodó en su asiento y pude ver que en sus manos llevaba un libro: El Camino de la Oruga, cuyo autor no pude leer… El hecho de tener un cómic en las manos me hizo sentir infantil provocando un sonrojo aún mayor. Desde sus páginas los superhéroes me llamaban, pero yo no podía dejar de mirarla, condensando en aquel viaje años de un amor que no duraría más de treinta minutos… En ese viaje sentiría el más puro amor por ella y pronto daría paso a la más perfecta desilusión… Pero no importaba, porque eso sería dentro de unas paradas y ahora estaba enamorado de ella, un amor de autobús, fútil y efímero pero no por ello menos real.

Deseaba hablarle, saber su nombre y hacerla reír, contarle cuánto la había amado desde el momento en que me senté en aquel asiento, desde el momento en que nuestros caminos se unieron durante unos minutos siguiendo el mismo trayecto… Pero cuando estuve a punto de hacerlo, un timbre anunció mi parada y sin poder evitar la tristeza me levanté y caminé lentamente hacia la puerta de salida, sin mirar atrás. Bajé del autobús y la vi a través de la ventanilla, aquella mirada nostálgica que no supe interpretar, aquella sonrisa que se había llevado parte de mi corazón…

Los Héroes del Silencio habían tomado el relevo de Rammstein en mis oídos; emprendí mi camino deseoso de volver a coincidir de nuevo con ella, sabiendo que eso era improbable aunque no imposible…

Porque así son los amores de autobús…

martes, 14 de julio de 2009

De una Oruga que se convirtió en mariposa


Una noche en la que, como todas las noches, el Viejo Cuentacuentos contaba historias a la Pequeña Momo, cuidando de sus sueños, metió la mano en el bolsillo y sacó una pequeña caja de cartón con una serie de agujeros. Con una sonrisa se la tendió a la Pequeña Momo, quien con gran ilusión abrió la pequeña caja y miró en su interior.

No pudo evitar dejar escapar un grito al ver su contenido.

-Es una oruga, mi Pequeña Momo. Te la regalo para que cuides de ella.

Una sonrisa iluminó el rostro de la Pequeña Momo. Aquella oruga era preciosa, llena de colores, con su cuerpo ondulante y todo el día comiendo y comiendo, no importaba cuando abriera la cajita para poder verla otra vez,la oruguita seguía comiendo.

Pasaron los días rápidamente y Momo observaba a su nueva amiga, le contaba cosas, historias, inventaba juegos e incluso cuando tenía algún problema se lo contaba a ella también. El Viejo Cuentacuentos simplemente la observaba.

Una noche sin embargo el Viejo Cuentacuentos encontró a la Pequeña Momo envuelta en lágrimas. Sin preguntarle el porqué de su llanto, la abrazó y esperó a que ella se lo contara.

-La oruga que me regalaste... ¡Ya no está! En su lugar hay una cosa extraña, como si se hubiera envuelto en una coraza... Ya no juega conmigo y ha dejado de comer...

El Viejo Cuentacuentos sonrió y con una dulce voz, la que siempre usaba cuando le enseñaba algo a la Pequeña Momo, empezó a decir:

- La oruga que te regalé es un animal mágico, mi Pequeña Momo.

-¿Mágico?-repitió ella con curiosidad.

-Tu preciosa oruga se ha transformado en algo que se llama crisálida. Verás, durante todo este tiempo no ha parado de comer y comer,preparándose para la siguiente fase de un proceso maravilloso llamado metamorfósis. Esa fase, la de crisálida, aunque extraña y puede que aburrida es muy importante para tu oruguita, porque dentro de esa armadura aunque no lo veas están ocurriendo muchas cosas. Dentro de esa coraza que la envuelve, la oruga se está convirtiéndo en una mariposa.

-¿De verdad?

-Es cierto,mi Pequeña Momo. Todo ocurre dentro de ese armazón: le crecerán patitas de mariposa e incluso preciosas alas de mariposa. Toda ella cambiará, y cuando lo hagas tendrás una bella mariposa siempre contigo... Simplemente tendrás que tener paciencia.

-¡La tendré, Viejo Cuentacuentos! ¡Confió en ti!

Los días pasaban muy lentamente y la Pequeña Momo no dejaba de observar la crisálida, esperando que la promesa del Viejo Cuentacuentos se hiciera realidad...

Entonces un día ocurrió: de pronto la crisálida se abrió: primero fue un pequeño agujerito por donde apenas podía salir un extraño ser de muchos colores. Lentamente la mariposa surgió de la crisálida, mirando extrañada el mundo que le rodeaba, el mundo que veía con otros ojos. Sus alas se encontraban arrugadas, y por un momento la Pequeña Momo sintió ganas de ayudarla a salir del todo aque estirara sus alas, pero estaba tan absorta en el proceso que no hizo nada.

La mariposa le miró y entonces comenzó a estirar las alas hasta desplegarlas completamente en un festival de colores. Las movió, lentamente al principio con miedo de enfrentarse a aquel nuevo reto, sabiendo que podría fracasar pero que debía intentarlo... Y entonces comenzó a volar, volar alrededor de quien había jugado tantas veces con ella. Y la Pequeña Momo simplemente pudo decir:

-Es el mejor regalo que me han hecho nunca.

Escondido entre los sueños de la Pequeña Momo, el Viejo Cuentacuentos la observaba con una sonrisa en los labios, esperando que pronto la Pequeña Momo también algún día se convirtiera en una bella mariposa.

lunes, 22 de junio de 2009

De Un Día Como Otro


Hoy el día comenzó con normalidad, un día como otro cualquiera en que el sol había salido sin ninguna pretensión, sin ningún cambio.

Sin embargo a medida que pasaron las horas algo cambió: llamaron a la puerta y al abrirla no podía creer lo que veía.

Al principio no supe como reaccionar, tanto tiempo esperándote hicieron que la misma idea de verte se hiciera imposible. Rompiste el encantamiento con una sonrisa, tan maravillosa como la recordaba y sin poder evitarlo me lancé a tus brazos. Saboreé el tierno olor de tu piel, acaricié tus cabellos y sentí tus dedos en mi espalda. Te volví a mirar y me hundí en lo profundo de tus ojos, deseando ahogarme en tu inmensidad…

Por fin estaba contigo.

Caminé junto a ti, riendo contigo, contando mil historias, haciéndote sonreír, jugando con el viento, con las palabras, amándote como siempre había deseado. Por fin podía hacerlo…

Y el sol por fin se ocultó, dejando que la luna nos iluminara y junto a ti observé las estrellas nacer en el cielo oscuro y juntos les pusimos nombres a cada una de ellas.

Por fin estaba contigo.

Un reloj en la lejanía comenzó a dar doce campanadas… Y en ese momento, en que otro nuevo día comenzaba decidí entregarte un beso que guardaba para ti desde el momento en que te vi, un beso que nunca te había dado y que deposité suavemente en tus labios… Y entonces, mientras escuchaba aquellas campanadas, como una estatua de arena frente al viento observé como te desvanecías…

Creyendo todo una pesadilla, con lágrimas en los ojos intenté despertar para darme cuenta que no era un sueño y comprendí la verdad.

Porque hoy el día había comenzado con total normalidad, un día como otro cualquiera, sin más pretensiones ni cambios. Sin embargo hoy había decidido que tenía que olvidarte, que mi corazón no soportaba más tu ausencia… Pero antes debía entregarte aquel beso que nunca te di… Y después te olvidaría…

Así volví a casa, vacío. Así volví a casa sabiendo que al día siguiente despertaría y sería un día como otro cualquiera en el que el sol saldría sin ninguna pretensión, sin ningún cambio…

viernes, 12 de junio de 2009

De una frase de una canción: "Y no me crees cuando te digo que la distancia es el olvido"


Pues siento decirte que no, Efecto Mariposa, no te creo aunque lo repitieras cienes y cienes de veces, porque al ser biólogo soy empírico y hablo según me da la experiencia, y la experiencia me demuestra que no es así.

Soy un tipo con suerte, porque en estos tiempos de crisis en los que vivimos puedo decir que soy rico, al menos en lo que a amigos se refiere. Soy como soy y así seguiré que decía otra canción, y aunque haya mil cosas que no me gusten de mi persona, hay diez mil que sí me gustan: mi sonrisa esquiva, mis chistes malos que nunca faltarán, mis bromas,mis saber que decir en cada momento, y por supuesto estas divagaciones a horas interspectivas (o como quiera que se escriba) que me encantan.

Soy Pitufo Filósofo, para que negarlo, y me encanta pensar, escribir y ser leído (guardad estos textos que pueden valer dinero), y mi mente (que no tiene nada que ver con el diametro craneal, que ya vienen los que desayunan con Miliki deseando hacer la broma), es un hervidero de ideas...

Dicen que la distancia es el olvido, comenzaba a decir este escrito, divagación y o u disertación... Y defendía una postura totalmente contraría, aduciendo (¿y esta palabra de donde la he sacado?) que como licenciado en ciencias biológicas (como la Obregón) me baso en la experiencia: la experiencia me ha enseñado que puedes estar abrazado a una persona y desgraciadamente no tener nada que decirle y sentir que cada uno está en un polo de la Tierra, este gran planeta que un día pegará el Boom del siglo y nos quedaremos todos con cara de decir ¿y eso por qué ha sido? Es un sentimiento triste la verdad, el ver que esa persona esta tan cerca de ti pero tan lejos....

Pero sin embargo, en estos casi treinta años (sí señores, voy a cumplir los treinta...) también he aprendido que puede suceder al contrario: una persona que está muy muy lejos, y que sientes que la tienes al lado, casi rozándola a veces... Porque, señores míos (y señoras que nunca se sabe a ojos de quién llegará esto), que es la distancia: ¿el producto de la velocidad por el tiempo? Algo que el hombre, perdón ser humano, necesita medir... Algo que creemos objetivo: mil Km son mil Km aquí y en Pekín, eso está claro... Pero sin embargo es objetivo a veces... Mil kilómetros me separaán de ti,me aprece estupendo, pero a veces te siento más cerca que todos los que están a mi lado... Maravilloso sentimiento...

Otro dicho me viene a la cabeza, hablando de distancias: mantén a tus amigos cerca, pero más cerca a tus enemigos... Sintiéndolo mucho debo discrepar de nuevo, porque siempre mantengo a mis amigos muy muy cerca, a la distancia de un abrazo, y si mantuviera a mis enemigos más cerca, sinitiéndolo mucho no habría espacio para vosotros, y prefiero todas vuestras risas, alegrias, llantos y juergas que lo que un supuesto enemigo me proporcionaría.

Dicen que la distancia es el olvido... Bueno también dicen que el Amor sólo dura cuatro años... Siempre tiene que haber gente que diga cosas, y yo no iba a ser menos.

Cuidaos señores

miércoles, 27 de mayo de 2009

De Un Caballero de Armadura Oxidada (2ª Parte)

Ayer mi filosofía del fracaso sufrió un liger fracaso, valga la rebuznancia. Yo, que siempre espero lo peor para así no decepcionarme, debo reconocer que tuve que mandar esa filosofía más allá de Cuenca.

Retractarme debo de algunas palabras y modificar dicho pensamiento: es cierto que mucha gente se va de nuestras vidas, en un continuo ciclo de conocer/aprender/olvidar, pero por suerte siempre hay de todo ese grupo alguna que se queda y que no se va ni con agua caliente...

Modestia aparte, siento decir al que no lo crea, que sí soy especial y según mi madre el más guapo del mundo. Y soy especial porque vosotros me hacéis así. No tengo que demostrar nada a nadie, soy lo que soy, con mis chistes malos (que no falten), mis pensamientos raros, mis charlas de biología (me he dado cuenta que si hablas de un tema, poniendo una cara muy seria,la gente te cree aunque no tengas ni idea de lo que estas hablando), mis altibajos y sobre todo porque siempre tengo un abrazo aquí pa el que lo kiera.

Tengo la suerte de tener amigos desde hace muuucho tiempo, y que algunos de esos amigos hayan conocido a personas especiales con las que han decidido compartir su vida, y que resulta que se han convertido en amigas mías, bueno cuñadas y compañeras de piso eventuales, y por eso me siento afortunado.

He conocido gente maravillosa, gente que me ha enseñado tantas cosas que por eso escribo esto aquí: gente que me ha enseñado ilusiones, decepciones, reír, llorar... Algunas se han ido sí, pero a los que os habéis quedado daros las gracias por estar conmigo, cuando estoy riendo y cuando no se puede estar a mi lado (porque es en esos momentos cuando más se os necesita), y es cierto lo que dijo aquel que la armadura hace más daño al que esta fuera, debido a un pisotón o algun golpe.

Ayer la filosofía que me da el fracaso fracasó... Vaya palo... Ojalá que todos los días me dieran estacazos como ese!!

Os quiero a todos y si alguno se va, por favor que cierre la puerta y que vuelva pronto, siempre tendrá su hueco en mi corazón.

lunes, 25 de mayo de 2009

De Un Caballero De Armadura Oxidada

Nunca he sido muy optimista la verdad, todo hay que reconocerlo, ya que desgracidamente las cosas no siempre salen como esperamos y por ello tengo la estúpida idea de esperar nada o poco y si sale algo bien me sorprendo gratamente. Bueno eso es en la teoría, porque en la práctica hasta el más desilusionado se hace ilusiones...

Esto me lleva a seguir la llamada "Filosofía que me da el fracaso", nombre robado a ese genio extremeño que es Roberto Iniesta cantante de Extremoduro.

Ayer me atrevi a entrar en mi cuarto y poner un poco de orden en ese caos ordenado que me caracteriza, y cual no fue mi sopresa al encontrar una vieja armadura polvorienta. Aunque he engordado ese tipo de armaduras tiene la particularidad de quedar siempre bien, no sé que poder extraño tienen pero es así. La coloqué sobre mi pecho y supe que de nuevo empezaba el ciclo. Nada me haría daño, ¡sería casi indestructible! Aunque es cierto que nada saldrá,pero es un precio que ahora mismo estoy dispuesto a pagar.

Siguiendo con la Filosofía que me da el fracaso, me di cuenta que tarde o termprano siempre la gente se va de mi vida, exceptuando unas excepciones que espero no se vayan nunca. La marcha siempre es la misma: un abrazo,alguna que otra lágrima, la promesa de que pronto nos veremos a ver y que todo seguirá como antes... Después, ves como esa persona se va de tu vida y sabes que de todo lo que te ha prometido, seguramente no se cumpla ni siquiera el diez por ciento. Puede que en los primeros días todo siga igual, un café rápido, una llamada de teléfono, un sms o un mail, pero a medida que pasa el tiempo me doy cuenta que soy fácil de olvidar, porque aunque yo recuerde gratamente a esa persona, ella no me recuerda a mí, y veo como su vida ha seguido adelante. No pretendo que nadie pare su vida por mí, no soy tan iluso, pero ese momento es triste....

Una vez escribi un cuento que decía que el amor al olvidarse viaja en forma de sueño hacia el corazón de otra persona y espera a que por fin lo encontremos de nuevo... Aunque crea eso no dejo de sonreir melancólicamente...

Entonces prosigue el ciclo: conocer a una persona, aprender todo lo que te enseña y desgraciadamente olvidarla... También en esta parte se dicen muchas mentiras: nunca te olvidaré ya lo verás, pero un día te levantas vas al baño, te vistes, desayunas y comienza tu día y cuando estás de vuelta te das cuenta que esa persona se ha ido, y que tristemente la has olvidado, que todo lo que hiciste por esa persona no ha servido de nada, y que el ciclo se ha completado...

No se puede decir que haya marcado a mucha gente,no se puede decir que sea alguien especial, salvo para aquellos que me han hecho así... No soy ni el más guapo ni el más fuerte, ni el más gracioso ni el más simpatico... No soy un gran escritor ni un Viejo Cuentacuentos... Soy yo simplemente... Un tipo que piensa demasiado,escribiendo cosas como esta que cada vez lee menos gente, y de los pocos que lo leen son menos los que se paran a pensar un poco... No quiero que me tachen de amargado,porque no lo soy, porque cada día me levanto (a veces demasaido tarde la verdad), con la idea de arrancar una sonrisa a alguien, y cada día me acuesto con la satisfacción de haberlo conseguido.

No dejare que la puta angustia me atrape otra vez, os lo aseguro, ni me autocompadeceré esperando un abrazo que para mi no sirve de nada, ya que esos abrazos deben guardarse para cuando de verdad lo necesites, no para cesos momentos en que eres sólo un alfeñique sin cojones para seguir...

Nunca he sido demasiado optimista la verdad, todo hay que reconocerlo, pero como siempre sois vosotras mis amigas las palabras, las que me enseñáis a decir lo que siento.

sábado, 23 de mayo de 2009

De La Cuarta Fase del Dolor

Abrió los ojos sintiéndo como su pupila se encogía con dolor ante la luz. La bilis llenaba su boca, una boca que no habían besado en años, y su lengua era incapaz de saborear nada que no tuviera alcohol...

Se incorporó como pudo.Lo último que recordaba era que la noche anterior había bebido hasta reventar,intentando construir una máscara sonriente que ocultara el odio que sentía por si mismo y la rabia que le causaba ello. Recordaba que las cervezas venían una detrás de otra, sin saber de dónde y él las cogía sin preguntar, tragándolas sin saborearlas, deseando engañar y dormir su mente, deseando al menos poder dormir al menos una noche sin pensar....

Deseaba lavarse la cara, deseaba refrescar su frente ardiendo por un febril estado etílico, pero eso significaba tener que soportar su mirada en el espejo y no se sentía capaz...

Cómo había llegado a ese punto, al punto de que el miedo invadiera su mente,al punto de sentir que no tenía nada, de haber perdido todos y cada uno de sus sueños, de las ganas de luchar, de estar a un paso de tocar fondo... Caminó pesadamente de nuevo hacia su cama, donde más que recostarse, cayó como un saco de arena, intentndo dormir, pero aquellos pensamientos que habia intentado ocultar con el alcohol en represalia llenaron su mente haciendo que su cerebro golpeara su craneo deseando salir....

Agarró su cabeza,aprentando los dientes, encogido sobre sí mismo, sabiendo que pronto todo terminaría, sabiendo que pronto sería libre...

jueves, 21 de mayo de 2009

De Un Pequeño Cuento

Érase que se era...

... una ilusión que se rompía dando paso a una realidad que siempre estuvo ahí...

Un tipo que sonreía melancólicamente, intentado disimular su dolor...

Dos niños rubios y sonrientes que nunca llegaron a nacer...

Una derrota más...

viernes, 17 de abril de 2009

De Una Noche de Reflexión

Anoche sin motivo aparente por fin conseguí llorar. Al principio fue tímidamente, unas lágrimas que se resistían a salir pero que al final lo consiguieron. Anoche sin motivo aparente la soledad que creía dominada consiguió hacerse fuerte, haciéndome sentir sus garras en el corazón… Me sentí solo en la multitud, incapaz de decirle a nadie lo que sentía ni cómo lo sentía, ansiando un abrazo que sabía que no conseguiría Anoche el miedo hizo mella en mi voluntad y caí…

Sin embargo sonreí. Por fin había conseguido llorar como lo deseaba. Mi alma se liberó del dolor y pude volver a pensar. Este texto es el resultado de ese pensamiento.

Los que me conozcan sabrán la pasión que rezo hacia la película “El Club de la Lucha”. Hubo un tiempo en que su filosofía nihilista era la mía y en el que repetía una y otra vez como un tantra algunas frases de la película. Una de ellas era que sólo cuando perdemos todo somos libres para actuar.

No podría estar más de acuerdo.

Hace tiempo conocí a Bukowski y su literatura realista, cruda y cínica. Un completo perdedor cuya vida le había llevado a eso y se sentía orgulloso de ello. Me nutrí con sus palabras, intentando que mis palabras le llegaran a la suela del zapato. Harto de buscar el amor que no llegaba y de ver como siempre era sólo el vértice perdedor de un triángulo amoroso, busqué en el diccionario la palabra misántropo para después de haberla entendido perfectamente aplicarla a mi vida. Me volví un cínico que miraba por encima del hombro a todos por no ser como yo. Un imbécil redomado que se escudaba en ser incomprendido, y que la verdad no tenía nada que perder, porque en realidad no tenía nada.

Sin embargo hice un viaje, un viaje en el que mi único pensamiento era convertirme totalmente en ese cabrón redomado, terminar de enterrar todo lo que fui… Pero las cosas no salen como uno desea, y conocí a una persona que evito mi caída.

Es curioso como dos personas pueden encajar tanto con tan sólo unos momentos hablados. En esa persona vi un dolor oculto a los ojos que no saben verlo, el reflejo de muchos pensamientos negativos que poblaban mi mente y tuve miedo de que una persona como ella, que brillaba con luz propia se convirtiera en lo que me estaba convirtiendo yo.

Dejé de lado a Bukowski y de nuevo comencé a escribir cuentos con los que pretendía enseñarle cosas. Creé un amigo que siempre estaría con ella, el único ser que, pese a que pensara lo contrario, siempre estaría con ella, y luché porque su sonrisa no desapareciera nunca de su rostro.

Todo ello, debo confesarlo, lo hice por puro egoísmo debido a que un sentimiento extraño nació en mi interior. Me gustaba la persona que era cuando estaba con ella, me gustaba el Viejo Cuentacuentos que había creado en aquellos cuentos, un ser lleno de magia capaz de realizar cualquier deseo de la Pequeña Momo…

Si la vierais algún día, tomaos un respiro de vuestra vida, hablad con ella, abrazadla y sed partícipes de su sonrisa, escuchadla y permitid que una ilusión despierte en vuestro interior, porque son ese tipo de personas las que hacen que te des cuenta que la vida puede ser maravillosa.

Puede que todo fuera un sueño, una ilusión producto de mi mente desesperada por evitar mi caída. Puede que pronto se termine todo, porque al fin y al cabo todo el mundo termina por irse, y por esa razón debemos aprender a no echar de menos a nadie…

Pero y si por un casual esta vez no fuera así, y aunque lo fuera, ¿que más da? Acaso echar de menos a alguien es un sentimiento negativo. Acaso no nos hace ser más humanos, acaso esa tristeza no es necesaria para poder alegrarnos de ver de nuevo a esa persona…

Sólo cuando perdemos todo somos libres para actuar.

No podría estar más de acuerdo.

Es cierto que cuando no tenemos nada que perder somos libres para actuar. Pero por qué deberíamos actuar. El hecho de tener algo nos hace tener miedo. Cierto. Pero el miedo es algo inherente a nuestra vida. Y día a día debemos luchar contra ese maldito miedo, porque después de la batalla vencida veremos el resultado…

No podemos dejar que ese miedo nos aleje de nuestros sueños, no debemos bailar con él, sino mirarle a los ojos y hacerle sentir miedo a él, hacerle ver a ese cabrón que no nos vencerá, que puede que gane una batalla o dos, pero que la guerra será nuestra…

Tengo demasiadas cosas que perder, no quiero convertirme de nuevo en aquel cínico que leía a Bukowski, creyéndolo un nuevo dios, sin darse cuenta de la tristeza que había en la vida del escritor. Y por ello tengo miedo…


Hacía mucho que no escribía así. Ya sabéis que no soy yo quien elige a las palabras sino ellas las que me eligen a mí, y me alegro de ser una vez más el vehículo por el cual salen al exterior…


Anoche sin motivo aparente por fin conseguí llorar.

Anoche sin motivo aparente la soledad que creía dominada consiguió hacerse fuerte, haciéndome sentir sus garras en el corazón…

Anoche el miedo hizo mella en mi voluntad y caí…

Anoche conseguí alegrarme de sentirme así, pese a la tristeza que me invadía.

domingo, 8 de marzo de 2009

De Mi Vida Sin Ti

Mi vida sin ti no es mejor ni peor, simplemente diferente.

En mi vida sin ti el despertador suena temprano, anunciando la llegada de un nuevo día, provocando una serie de acciones que desembocan en un desayuno ligero sin apenas hablar con nadie.

En mi vida sin ti, la música llena mis oídos a la vez que camino por unas calles cien veces recorridas y que cada día parecen ser nuevas.

En mi vida sin ti llegó a mi destino y un cigarrillo se posa en mis labios, y lentamente es encendido y consumido, disfrutando de su sabor al principio amargo pero que se va convirtiendo en dulce a medida que va acercándose a su final, arrancando siempre en mis labios una sonrisa burlona.

Es en mi vida sin ti donde las risas se hacen carcajadas, con un buen amigo enfrente, separados por los cadáveres aun recientes de unas cuantas cervezas y cuyo número va aumentando con cada risa, con cada carcajada…

En mi vida sin ti abro los ojos para ver como una chica me besa en los labios, como su lengua busca la mía y como mi cuerpo se sacude sobre el suyo, buscando un orgasmo liberador…

***

Es en mi vida sin ti donde la noche se vuelve enemiga, donde el sueño se niega a brindarme su don y escucho el despertador aliviado de que la tortura haya terminado.

En mi vida sin ti la música llena mis oídos, intentando aislarme de un mundo que hace tiempo empezó a perder todos sus colores volviéndose gris…

En mi vida sin ti mis pies se paran siempre en un mismo sitio, y mis manos sacan un cigarrillo que se deposita en mis labios, intentando que apague el sabor de un beso que nunca te di.

Es en mi vida sin ti, donde el alcohol consigue apaciguar mis pensamientos y donde una máscara sonriente se deposita en mi rostro, haciéndome artista del disimulo…

En mi vida sin ti cierro los ojos para sentir como una chica me besa en los labios, como su lengua busca la mía y como mi cuerpo se sacude sobre el suyo, buscando un orgasmo infinito, sabiendo que al abrir los ojos no serás tu la que me besa…

Porque así es mi vida sin ti, mi vida desde que te fuiste; no es mejor ni peor… Simplemente diferente

miércoles, 18 de febrero de 2009

De Un Amor Adolescente: Claudia

Fue en el año 1994, cuando contaba con catorce años, cuando sin ninguna expectativa fui con un amigo a un cine cutre que existía en el pueblo de al lado a ver Entrevista con el Vampiro. No había ningún plan, debido a que toda la pandilla se había ido a la Feria de Sevilla, y esa fue la razón por la cual acabé en aquel cine, esperando ver a algunas niñas babeando por Brad Pitt, Tom Cruise y Antonio Banderas. Poco sabía que acabaría encontrándome con ella...

La película me sorprendió: un tratamiento del mito vampírico distinto, una ambientación dieciochesca que me conquistó, una gran actuación, a mi modesto parecer, de Tom Cruise encarnando a Lestar, el sanguinario vampiro e incluso de Brad Pitt como el torturado Louis... Pero ninguno de ellos se grabó tanto en mi retina como la pequeña Claudia.

Nunca olvidaré sus cabellos ensortijados y dorados, su tez pálida cual muñeca, su hambre insaciable y la frase que pronunció tras asesinar a su primera victima: Quiero más... Con voz suave, inocente y dulce, como la niña que era...


Ella fue la última pieza para completar la familia vampírica, siendo Lestat y Louis sus padres (aunque a los defensores de la familia tradicional les revuelva el estómago). La dulce Claudia, que fue para Lestat el discípulo que nunca pudo ser Louis: despiadada, insaciable, una auténtica máquina de matar sin remordimientos...

Sin embargo el tiempo pasó, y aunque su cuerpo no cambió si lo hizo su mente: una mujer adulta encerrada en el cuerpo de una niña eterna, una muñeca que no entendía por qué ella no cambiaba, y el odio nació en su interior, un odio que le hizo conspirar contra su creador, contra su padre... Su relación con Louis cambió, ya no era una relación paterno filial, sino más bien una relación incestuosa (recordemos que ambos eran hermanos en la sangre) e incluso podría decir que pedófila... Pero yo también estaba enamorado de claudia, de su rostro, de su forma de actuar, y como Louis también hubiera atentado contra Lestat...

Sin embargo cada acto tiene una consecuencia, y aquel acto de traición fue recompensado con la muerte de la dulce Claudia a manos de los vampiros de Armand... Nunca olvidaré sus gritos de dolor al sentir los rayos del sol lamiendo sus brazos, al arder hasta morir en brazos de Madeleine, quien veía en ella una niña eterna y que apenas puedo saborear el don de la inmortalidad...

La venganza de Louis no tardó en llegar, todos los culpables murieron a sus manos. Ninguno sobrevivió. Pero nada de eso pudo devolverme su dulce rostro, sus tiernos ojos, su voz melodiosa y aterciopelada...

domingo, 8 de febrero de 2009

De Una Desilusión

Parece que hayan pasado mil años desde la última vez que me senté en esta vieja silla a escribir algo.La verdad es que no se puede decir que esté en la fasé más creativa del mundo. Sin embargo eso no significa que deje de pensar.

Siempre he dicho que la vida se encuentra llena de dualidades necesarias: cada acción tiene una consecuencia (aunque para muchas personas la verdad esa regla no se aplique). Como elementos de una dualidad, se compaginan uno con el otro, no pudiendo definirse uno por separado. No podemos conocer la felicidad sin conocer que es la tristeza, no podemos conocer el dolor sin haber experimentado el placer...

Como aparente ser humano que soy, tiendo a hacerme ilusiones. Al principio pequeñas ellas, llegan tímidamente pidiendo cobijo en mi mundo. De bellos ojos brillantes, consiguen ablandar mi corazón curtido por los años, por el dolor de anteriores experiencias, y aunque al principio la verdad dude, necesito esa ilusión y le dejo un hueco.

Que maravilloso es hacerse una ilusión: me admiro de su belleza, tengo ganas de estar siempre con ella, de hablar con ella, de abrazarla y escucharla. Siento que todo es posible gracias a ella, y me pregunto cómo pude vivir sin ella antes, yo, un tipo fuerte que se enorgullecía de no ser humano al carecer de sentimiento alguno...

Sin embargo, al caer la oscuridad de la noche, al contarle mi último cuento a esa ilusió cuasi perfecta, al ver como duerme plácidamente, al acariciar su dulce rostro, y besar su mejilla, al quedarme sólo en mi habitación oscura, fría, es cuando la realidad toma forma y el Sr. Miedo, tranquilamente sentado en un sofá, fumando tranquilamente su pipa, sonriendo, porque sabe perfectamente que apenas tiene que decir unas palabras para conseguirsu objetivo... Y de esa forma me duermo, olvidando todo, deseando despertar para poder ver a esa pequeña ilusión abrir sus ojos y sonreír al mirarme. El Sr. Miedo se ha ido, pero aún queda su pipa, testigo mudo de su presencia.

Todo es maravilloso hasta que una noche, el Sr. Miedo decide hablar, y me dice algo que sabía perfectamente: pronto esa ilusión se marchará y conoceras de nuevo la desilusión...

En ese momento, todo cambia, la sonrisa de mi boca se va de vacaciones, y ya no me apetece despertarme temprano para ver a mi ilusión, debido a que puede que se haya marchado. La tristeza se vuelve mi compañera de fatigas, y el Sr. Miedo sonríe al ver cumplido su objetivo, objetivo que en realidad no era tal, ya que sabía perfectamente que eso ocurriría, pero quería negarlo.

Los días pasan oscuros, sin sol, lluviosos y por fin el aciago día tiene lugar: esa ilusión que tanto quise, que tanto me llenó se marcha, sin apenas despedirse, no sin antes arrancarme un trozo de corazón, dejando una herida emponzoñada difícil de cicatrizar, y que cuando lo haga dejara una fea marca.

Siento como la desilusión se cruza con ella en la puerta, y ni siquiera veo como sale de mi vida, todo lo que significó y ya ni siquiera quiero verla... Porque como decía el poeta: que corto es el amor y que largo el olvido.

domingo, 1 de febrero de 2009

De Un Mensaje En Una Botella

La pequeña Momo caminaba descalza por la playa sintiendo la fina arena meterse entre sus dedos haciéndole cosquillas. Le encantaban los días como esos. Después de semanas enteras siendo la lluvia la protagonista, el sol había conseguido escapar, reglando a todo el mundo un maravilloso día. Era imposible levantarse de mal humor en un día como ese, y lo había notado ella misma cuando observó a todo el mundo sonreír. Por eso decidió aprovechar ese día y salir a pasear, a disfrutar del breve período de calor que se le brindaba.

Caminaba despacio, cerrando los ojos, sintiendo el calor en su rostro, abriendo los brazos como si fuera a volar, escuchando el murmullo de las olas y el ruido de la arena al ser pisada... No sabía cuanto tiempo llevaba caminando, ya que en un día como ese, el tiempo debería estar prohibido por lo que dejó su reloj en casa, así que para ella ese día era infinito...

Se paro a mirar la inmensidad del mar, ese gigante azul lleno de misterios y tan atrayente como peligroso a veces. Cuando iba a empezar a caminar, observó como medio enterrado en la playa había un extraño objeto brillante que habían desenterrado las traviesas olas. Debido a su naturaleza curiosa, no pudo evitar acercarse y averiguar de lo que se trataba... Aceleró el paso, ilusionada por saber de que se trataba, hasta llegar al extraño objeto que tanto le había llamado la atención: se trataba de una botella oscura y semitransparente, un pequeño regalo que el mar le había hecho.<

Con la sonrisa de una niña pequeña, miró al mar y le gritó:

-¡Gracias!- y empezó a desenterrar el pequeño tesoro que había encontrado. Cual no sería su sorpresa al ver que en su interior había algo extraño, como una especie de pequeño pergamino enrollado, como en los cuentos de piratas.

Aun con más ilusiones y nervios, intentó abrir el tapón de la botella.

Tiró una vez.

Tiró una segunda vez.

Tiró por tercera vez con todas sus fuerzas y esta vez oyó un cómico ¡Pop! que le hizo reír. ¡La botella por fin estaba abierta! La sacudió enérgicamente hasta que por fin salió el pequeño pergamino. ¿Sería el mapa del tesoro del Pirata Barba Negra? ¿Sería una llamada de socorro de Robinson Crusoe que necesitaba un amigo que le escuchara? Con los ojos brillantes lo desenrolló lentamente, y lo primero que consiguió leer fue:

Querida Momo

No podía creer lo que sus ojos veían. Y lo leyó de nuevo:

Querida Momo.

Pues sí, había leído bien, pero como era posible que aquel mensaje en una botella fuera dirigido a ella, cuánta gente había pasado por aquella playa en aquel día y había visto aquella botella. Era imposible, aunque al ver la firma de quien escribía el mensaje se dio cuenta de que todo era posible. Era un mensaje del viejo Cuentacuentos. Comenzó a leer.

Supongo que estarás sorprendida al encontrar este mensaje de tan singular forma, pero ya sabes como es mi imaginación y siempre que pueda imaginarlo haré que exista. Estarás sentada en una playa solitaria, con un maravilloso sol sonriéndote, y unas traviesas olas mojando tus pies.

Momo miró a su lado y donde había algunas personas paseando, ahora reinaba el silencio. Sonrió de nuevo al ver los poderes del Cuentacuentos.

Lagun me habló de unos extraños Hombres Grises de grandes puros que te atosigan, intentando robar todo tu tiempo y a veces siento que debido a eso, ya no necesitas las tontas historias de este viejo Cuentacuentos. Eso provoca que el Sr. Miedo, que ha conseguido el bono de un buen gimnasio, vuelva cuando creíamos que había desaparecido, y más fuerte que nunca... Ya sabes que el Sr. Miedo en realidad no es malo, simplemente es un poco trasto y a veces no entendemos sus juegos, siendo en el fondo buena gente.

Sin embargo, los juegos del Sr. Miedo han provocado que la Tristeza me visitará, pidiendo cobijo en mi corazón. Sé que no debería haberlo hecho, pero ya me conoces y no pude negárselo. Con la Tristeza siempre viene la Soledad ansiosa de compañía, pero ya sabes que al igual que la Tristeza es egoísta, la Soledad es una amiga celosa, y no le gusta que esté con nadie más que con ella... Eso ha provocado que las palabras se hayan enfadado conmigo, y ya no quieran contarme cosas, siendo cada vez más difícil escribir alguna historia...

Sé que todo pasará, que al final todo saldrá bien y que tanto la Tristeza como la Soledad vendrán sólo de visita, y que el Sr. Miedo se cansará pronto del gimnasio y podremos vencerle en sus juegos... Sin embargo ahora he debido olvidar mi sonrisa en algún bolsillo de algún viejo pantalón, y con mi despiste no la encuentro... Espero no haberla perdido...

La pequeña Momo devoraba las palabras del Viejo Cuentacuentos. Aunque no fuera capaz de decirlo, no podía negar que se había ganado un pequeño rincón en su corazón, y no quería que estuviera triste, pero era verdad que los Hombres Grises continuamente intentaban robarle su tiempo. Sin embargo sabía perfectamente que podría refugiarse en los mundos fantásticos que su amigo creaba para ella, leyéndolos una y otra vez.


A unos metros de la pequeña Momo, una figura oscura la observaba. Embutido en un grueso abrigo, parecía que el sol no lo iluminaba a él. En sus labios había una sonrisa triste, tras una barba rala y oscura. En sus ojos se podían observar la ilusión de aquél que ha preparado una sorpresa para alguien a quien quiere: se trataba del Viejo Cuentacuentos, el que había mandado ese mensaje en la botella a través de su imaginación, para arrancar una nueva ilusión a Momo, su querida Momo... Y es que en realidad, ese mensaje se trataba de una despedida, pero no tenía valor para decírselo. A partir de ahora la observaría como ahora en silencio y cuidaría de ella en sueños, y si le tenía que dar dos collejas al Sr. Miedo se las daría. Sabía lo que ella significaba para él, y aunque no quisiera reconocerlo, sentía que era especial para ella... Sin embargo los Hombres Grises no dejaban de acechar, y aún con tristeza se debía marchar.

El Viejo Cuentacuentos sintió un escalofrío recorrer su espalda, encendió un cigarrillo, le dio una profunda calada y metiendo sus manos en los bolsillos, comenzó a caminar encogido sobre sí mismo, mirando el mundo aquella playa que había creado para Momo, y en la que encontró un último mensaje, en una botella regalada por el mar.

sábado, 31 de enero de 2009

De Una Misantropía

Hacía tiempo que no escribía nada en general y en este blog en particular. Las palabras que tanto amé me han abandonado y cada vez es más dificil conseguir que alguna de ellas confíe en mí para contarme sus secretos más oscuros y poder plasmarlos...

Hoy he mirado el calendario y me he asombrado al ver que sólo han pasado 31 días de este año. Hoy termina el mes de Enero y tengo la sensación de que el tiempo ha transcurrido a pasos de hormiga...

Atras quedaron los tiempos en que fui un caballero andante en busca de una princesa a quien rescatar, porque fue ella la que me miró a los ojos e infundió el miedo en mi corazón, al darme cuenta que la Bestia que yo creía que la tenía cautiva, no era tal, sino un fiero guardian que mantenía presa al verdadero monstruo. Sus ojos me helaron la sangre, y antes si quiera de poder balbucear una simple palabra, atravesó mi corazón con una daga empozoñada, envenenando toda mi sangre...

Cada vez disfruto más de la Soledad como única compañía, inmerso en mi mundo, sin ganas de ver a nadie, pensando en mis cosas, con la sensación melodramática de ser un alma incomprendida. Que estupidez en los tiempos que corren, en estos tiempos en los que las ilusiones son perseguidas para su ejecución y la esperanza tiene precio a su cabeza...

Camino por la calle siempre solo, con la música en los oídos intentandome aislar de este mundo en que me ha tocado vivir, o mejor dicho en el que he elegido vivir, ya que todo es producto de nuestras acciones, correctas o no. Observo todo lo que pasa a mi alrededor, como el Miedo se nutre de vuestras almas, impidiéndoos hacer todo lo que deseáis para al final converios en una sombra de lo que fuísteis, un espectro al igual que yo, un ser sin alma, condenado a una muerte en vida, a vagar por un mundo que hace tiempo comenzó a volverse ajeno.

¿Tristeza? No lo creo, ya que la tristeza es un sentimiento y carezco de ellos. ¿Amargura? Si queréis llamarlo así por mí estupendo. ¿Ser atormentado? Por favor, no me hagáis reir...

martes, 20 de enero de 2009

De Unas Navidades Futuras

Subió al desván, harto de mirar en la televisión y sólo ver anuncios navideños. Hacía tiempo que odiaba la Navidad, tanto que se preguntaba si alguna vez le llegó a gustar. Se encontró con los restos de un campo de batalla: cajas y cajas llenas de papeles, recuerdos de mil vidas pasadas, regalos de viajes que nunca llegó a entregar... Todos ellos cubiertos por una fina capa de polvo que le daba una imagen añeja a la escena.

Comenzó clasificando viejos documentos que ni siquiera recordaba siguieran existiendo, reciclando como siempre: viejos escritos de cuando le llamaban Cuentacuentos, novelas inacabadas, relatos con mil versiones diferentes y que nunca vieron la luz... Pero ya no era el Cuentacuentos que despertaba ilusiones en corazones ajenos. Ya no coleccionaba sonrisas... La suya propia consiguió salir entre sus barba canosa al leer algunas cosas, recordando aquellos tiempos en que se pasaba horas y horas delante de un viejo ordenador, llenando aquella hoja en blanco virtual, manchándola con sus palabras. Sonrió al recordar como luchaba día a día por convertirse en escritor. Qué estúpido fue.

La tarde pasó volando entre cajas y cajas y, cuando ya se disponía a bajar ya entrada la noche, deseoso de ver una buena película en su anticuado reproductor de DVD (siempre sería un nostálgico), vio una caja que no reconoció. Una pequeña caja de madera, pintada de blanco y negro, imitando el estampado de la piel de una vaca. La madera estaba resquebrajada por el paso del tiempo y la cerradura estaba mohosa por la falta de uso. Con gran curiosidad la abrió, sus manos temblando, sintiéndose como un chiquillo que descubre un tesoro. Lo que vio dentro le dejó sin habla.

-Momo...-Fue lo único que salió de sus labios. Lo dijo inconscientemente, sin siquiera saber qué significaba esa palabra... Pero acto seguido lo comprendió.

Recordó de nuevo, aquella época de Cuentacuentos, cómo conoció a la dulce Momo, siempre con miedo, siempre deseando ser abrazada. Y eso fue lo que le condenó a ser su amigo, siempre dispuesto a contarle una historia que le hiciera pensar, sonreír y dejar de tener miedo... La pequeña Momo, encerrada en su cárcel invisible, deseando ser amada y a la vez impidiéndoselo siempre... Y eso fue lo que lo transformó en lo que era ahora. Luchó con todas sus fuerzas, pero al final como decía aquel filosofo alemán, se convirtió él mismo en un monstruo, volviéndose reservado, difícil de conocer y ahuyentando siempre a todos los que lo querían.

Dentro de la caja se encontraba el último beso que ella le regaló. Un beso inocente en la mejilla. Un beso lleno de amor y que guardó en aquella caja que lo había conservado intacto. Lo miraba fijamente, hasta que la imagen se volvió translucida por las lágrimas. Creía que moriría sin llorar de nuevo, desterradas todas de sus ojos, pero ahora se daba cuenta de que pese a que consideraba que había sido feliz con su vida, consiguiendo todo lo que se había propuesto (un gran trabajo, una gran casa, un gran coche), el precio para ello había sido vender su alma: abandonó sus sueños, sus ilusiones, incluso a la pequeña Momo, quien tanto lo necesito...

La vieja soledad que tantas veces le hizo compañía se convirtió en una pesada carga.

Permaneció allí.

Sentado.

Llorando.

Un viejo con sus recuerdos, esperando simplemente una muerte que llegaría pronto. Encontrándole solo...

domingo, 11 de enero de 2009

De Una Generación Perdida

Pertenecemos a una generación que a priori sería la más grande. Una generación nacida en la democracia, una generación llena de ilusiones, con grandes oportunidades... Una generación alimentada con un sólo Petit Suisse, en la que el Bollycao traía pegatinas para coleccionar y en la que pasábamos más tiempo en la calle jugando a pillar que jugando a un puto video juego...

Pertenecemos a una generación engañada, una generación a la que se le refriega el hecho de haber tenido más oportunidades que la que nos precedió... Una generación con grandes expectativas que al no verse cumplidas nos tratan como pasto de los buitres...

Cuántas veces habré escuchado "yo con tu edad no tenía esto ni aquello", "con tu edad estaba harto de trabajar". A veces siento ganas de pedir perdón por haber nacido, nacido en este mundo y no haber compartido las desgracias de la generación de mis padres, no haber sufrido el azote de una dictadura y el hambre de una postguerra... Porque ese es mi puto pecado, haber nacido en el año 1979, hace ya casi treinta años, ser la primera generación de una democracia cada día más corrupta... Y es que es así: yo sólo pienso en dormir, en leer tebeos y en estar delante del ordenador... Ilusos... No se dan cuenta que en mi soledad paso las noches enteras desvelado, que el ordenador se ha convertido en un sustituo triste del contacto humano, porque una vez aprendida la palabra misantropía la tomé como mía, y nadie es quien para soportar mi trsiteza, mi grosería, mi desesperación...

Mi generación, aquella para la que ser estudiante es ir a un cesped a fumar porros, mientras papá y mamá pagan tu carrera... Mi generación, aquella que se esta convirtiendo en "pureta" y yo sin embargo sigo mirando con escepticismo la barba que sale debajo de mi nariz y que apenas puebla mi labio superior...

Una generación vacía, una generación que no ha tenido ningún logro: no vivio los años de la transición, no vivió el 23F ya que casi ni sabíamos hablar, no tiró el muro de Berlín, y cuando cayó estabamos más interesados en ver a un erizo gigante de color rosa hablando con la gente de su barrio que en ver como la libertad llegaba a los países del Este...

Me enseñaron que siendo bueno con las personas te pasarían cosas buenas, me enseñaron que si amabas a alguien con todo tu corazón, todo podría ser posible...

Pero malditos cabrones, por qué no me dijistéis la verdad... Por qué no me contastéis que el mundo perfecto no existe, que apenas existe un trabajo decente y que esa chica nunca se enamorará de mí...

Pero claro, es así... Y yo con 29 años a las puertas de los 30, sólo pienso en tonterias: ordenador, cómics y nada más...

martes, 6 de enero de 2009

De Una Pérdida Y Sus Consecuencias

El teléfono no paraba de sonar. Su sonido estridente bombardeaba mi cerebro resacoso. Desperté de mal humor y sin mirar la identidad del llamante contesté de mala forma:

-Diga...

-¿Chinaski? ¡Eh tío!

Todavía entre nieblas no era capaz de distinguir la voz que me hablaba al otro lado:

-¿Quién cojones eres?

-Joder tío, soy Miller. No me puedo creer que estés aún con la resaca de anoche. Ya puedes irte preparando que voy a recogerte.

-Pero... ¿qué hora es?

-Joder Chinaski, son más de las once de la noche. Venga, espabila que en media hora te recojo y nos vamos a la FIESTA.

Y sin que pudiera decirle nada colgó. Así era Miller. Un tipo que aprovechaba su vida al máximo y que los fines de semana apenas dormía dos horas. Donde estuviera una fiesta ahí estaba él y con él, el mejor material que se pudiera conseguir. Y últimamente necesitaba ese material.

Me levanté pesadamente. El sabor del alcohol seguía presente en mi boca. No recordaba apenas de la noche anterior, y eso era lo que pretendía, olvidar todo. Fui a la cocina, arrastrando los pies entre toda la ropa sucia que había por el suelo, cogí un vaso pero al final decidí darle un buen trago a la botella de vodka, tras lo cual me di una buena ducha fría, necesaria si quería aparentar estar vivo para la maldita fiesta...

El agua caía sobre mi espalda. A mi lado seguía la botella de vodka, aquélla que sabía siempre permanecería fiel, aquélla que siempre estaría conmigo... Salí de la ducha y me miré al espejo. Observé el despojo humano en que me había convertido: mis ojos estaban aún rojos por el alcohol y Dios sabe qué más sustancias con las que castigaba mi cuerpo últimamente. Allí desnudo me veía como era realmente, un tipo solo, desvalido y deprimente. Lancé la botella contra el espejo, deseando que esa imagen dejara de mirarme...

Me vestí con lo primero decente que encontré, colocando las ropas sobre mi cuerpo aún mojado, deseoso de fumar un cigarrillo y volver a tomar una copa... Pero imbécil de mí me di cuenta que los últimos rastros de mi adorada bebida se mezclaban con agua sucia sobre el suelo del cuarto de baño.

Encendí el cigarrillo y me senté en el sofá, quedándome dormido al instante. Me despertó el ruido del coche de Miller, una vieja tartana que parecía sacada de una peli de los ochenta. Le hice esperar un poco, sabiendo que eso le pondría histérico.

-¡Chinaski! ¡Maldito cabrón!-gritaba mientras aporreaba el claxon-¡Sal ya, bastardo!

Cuando creí que su espera fue la adecuada salí. Caminé lentamente, tomándome mi tiempo hasta llegar a su coche y sentarme a su lado...

-Calla ya estupido hijo de puta y dame un maldito cigarro....

Miller me miró seriamente, y después soltó una carcajada.

-¡Vamos Chinaski, vamos! Deja esa cara en casa, hoy nos vamos de fiesta: chicas, alcohol y... –en ese momento levantó su mano y en ella llevaba un pequeño paquete con una sustancia blanca.

-¿Qué es eso?

-Lo mejor que te ha pasado en tu vida

Y dicho esto arrancó el destartalado coche cuyo motor se quejó al acelerar.


Miller tenía razón, cosa que ya sabía: la fiesta era la más grande en la que había estado en mucho tiempo. Mucha gente conocida. Mucha gente desconocida. Música de cualquier clase. Alcohol. Drogas. Mujeres... Sin embargo no me apetecía estar allí.

-Chinaski... Chinaskiiiiiiiii. ¿Qué cojones te pasa?

-Déjame en paz, Miller.

-Es solo una tía, hay cien tías mejor que ella esta noche aquí.

-Déjame en paz, Miller

-¡No puedes estar así por una tía! La vida es muy corta para ello.

-¡No es sólo una tía! ¡No lo entiendes! ¡Era lo único bueno que había en mi puta vida!

-No es lo único-dijo Miller sonriendo, metiéndome un dedo en la boca. Un sabor amargo adormeció mi lengua. Deseé escupir, pero algo me decía que no debía hacerlo.

-Siente...

El efecto de la droga fue casi inmediato. Casi sentí como se unía a los receptores de mis neuronas, como segregaban endorfinas que circulaban por cada vaso sanguíneo de mi cuerpo mezclándose con el alcohol. La sonrisa apareció en mi cara, dando paso a una carcajada enferma. Miraba a Miller que no paraba de reír, y me ofrecía una copa tras otra.

No me importaba nada. Todo era parte del sentimiento de autodestrucción que me invadía desde que la eché de mi vida. La única persona de quien podría decir que de verdad amé, y la eché de mi vida. Me provocaba risa...


El efecto de las drogas aumentaba y el alcohol no ayudaba precisamente a concentrarme. Me sentí mal: la música retumbaba en mis oídos. Sentía ganas de vomitar, y corrí buscando un sitio para hacerlo. Entré en la casa y caí de rodillas en un vater. Sentí el vómito recorrer mi esófago, dejando su sabor amargo en mi boca. Sabor que apagué con un buen trago. Caí casi desmayado, sin apenas poder levantarme hasta que una nueva arcada me obligó a ello. Ya me sentía mejor, y había abierto hueco para poder beber más.

Salí del sucio baño, dándole grandes tragos a una botella cuyo contenido ni siquiera era capaz de distinguir. Vi una habitación donde existía una cama que parecía gritar mi nombre. Más que tumbarme, caí sobre ella.

No puedo decir el tiempo que estuve así. Pudieron pasar desde segundos a días enteros. Así me sentía, el mundo se había convertido en un carrusel del que deseaba bajarme, y la imagen de su dulce rostro no se iba de mi pensamiento. Una voz me sacó de mi viaje:

-Chinaski...

Abrí los ojos al escuchar mi nombre. Delante de mí, a los pies de la cama se hallaba la chica más explosiva que os podáis imaginar. Sentí como la sangre bombeaba mi polla en cuanto la vi. Deseé besar sus labios y arrancar sus ropas de inmediato. Me imagine montándola salvajemente, escuchando sus gritos en mi oído. Sentí sus dientes mordiendo todo mi cuerpo e imaginé mi semen recorriendo su vagina, introduciéndose en su cuerpo. ¿quién era esa chica?

-Eres Chinaski, ¿no?-su voz me excitaba aún más...

-Eso dicen...

-Te he estado buscando toda la noche. Me han dicho que escribes...

-Eso dicen...

-Aunque la verdad, no veo que sepas manejar las palabras tan bien como dicen.

-No soy yo quien maneja las palabras, sino ellas las que me manejan a mí.

Ese comentario despertó un brillo lujurioso en sus grandes ojos verdes, lo que me hizo excitarme aún más si cabía...

Se acercó a la cama, y se tumbó a mi lado. Mi cabeza quedaba a la altura de su cintura, pudiendo mirar sus largas piernas, apenas cubiertas por una pequeña minifalda. Esa chica sabía lo que se hacía, y sabía perfectamente lo que provocaba en los hombres.

-¿Ni siquiera me invitarás a una copa?

-Con ese cuerpo dudo que no hayas conseguido ninguna esta noche

-¿Eso crees? ¿me encuentras atractiva?

-No sé si serán las drogas o el alcohol, pero no he visto una mujer que me excite más que tú...

-Al parecer el alcohol no hace tímidas tus palabras

Y sin pensarlo comencé a besarla. De una forma salvaje. Intentando sacar de mi pensamiento a aquella otra mujer que me había rechazado. Saboreé su lengua en mi boca. Sentí su mano en mi entrepierna que respondió hinchándose hasta provocar un dolor insoportable. Metí mi mano bajo su falda hasta notar su humedad. Cada vez me excitaba más. Quería follar allí mismo. Un polvo con despecho. Sin sentir nada. Sin amor. Sólo odio. Solo quería olvidar...

Liberé su boca y comencé a bajar por el cuello hasta sus dulces pechos, cosa que ella aprovechó para decir algo:

-Nunca he follado con un escritor...

-Tampoco lo harás esta noche...

-¿Quieres decir que me dejarás así?

-No, simplemente que no soy escritor-y acto seguido la embestí como un animal.

sábado, 3 de enero de 2009

De Las Complicaciones de la vida

Qué más puedo ser, Todo Excusas

Nirvana, All Apologies

En mi corta e ilusa carrera de comercial, me enseñaron que las cosas tienen la importancia que les queremos dar y que muchas veces (por no decir el 99% de las veces) al no ser capaces (o no vernos capaces) de realizar algo nos ponemos excusas; de esta forma nos sentimos mejor, ya que no somos nosotros los culpables de nuestra desgracia, sino un factor externo, y así nos quedamos tranquilos y podemos dormir bien... Ilusos...

Una de las excusas que más utilizamos es decir que algo es complicado. Como es complicado ni siquiera lo intentamos, para qué , si vamos a fracasar. "Es complicado", pensamos, y nos ponemos a hacer algo que nos ocupe la mente y así poder olvidarlo.

Desgraciadamente para vosotros, lo peor que os pudo pasar en vuestra vida fue el mero hecho de que me invitarais a ella. Como un vampiro extraño, no entro en ninguna vida hasta ser invitado, pero al serlo me acomodo en ella y observo, y desgraciadamente para vosotros no os dejo poneros excusas...

"Es complicado, Chinaski, es complicado".

Complicado es que un padre de familia con un solo sueldo alimente a cinco personas y tenga a tres hijos a los cuales les ha dado una carrera (uno de ellos por cierto haciendo el imbécil en ella).

Complicado es levantarse por las mañanas cuando la tristeza es patológica, lo fácil es quedarse en la cama, esperando la compasión de los demás, esperando que todo se solucione como siempre lo ha hecho.

Porque, reconozcámoslo,nos gusta la compasión, y caemos fácilmente en la AUTOCOMPASIÓN. Buscamos que nos digan lo que queremos oír, que nos faciliten excusas para no hacer algo (y utilizo la primera persona del plural porque me incluyo en ello).

Repasad vuestras vidas. Desde que tenéis memoria hasta el momento en que leáis esto (si es que alguien lo lee). ¿Cuántas cosas habéis hecho que al principio creáis harto complicadas? Recordáis como llorabais cuando os pegasteis el primer testarazo intentando montar en bicicleta, cómo parecía imposible mantener el equilibrio con aquel diabólico artefacto del infierno entre las piernas. Sin embargo lo conseguisteis y la sensación de sentir el viento en la cara mientras giraban las ruedas no tenía precio.

No quiero que mi vida sea un reguero de rosas, tener todo lo que deseo, sin apenas luchar. Sí, puede que a veces esté cansado de todo, que me ponga excusas, pero joder, cuando consigues algo que te ha costado la propia vida lo aprecias más que nada.

"Maldita asignatura, este examen lo suspenderé..." Y de pronto al ver las notas aparecía ese maravilloso 5, la mejor nota del mundo, la nota que te satisface más que un sobresaliente, porque esa asignatura era la que se te había atrancado la jodida, y ahora lo ves ahí, en ese tablón, casi llorando, porque todo el trabajo ha merecido la pena.

Como he dicho antes, caemos fácilmente en la autocompasión, y es que siempre somos capaces de ver lo que no tenemos en lugar de observar todas las cosas que tenemos...

Todo el mundo sabe que mis ilusiones están en celdas de seguridad, con mil cámaras que las vigilan, impidiendo su salida. Hace poco haciendo mi ronda de vigilancia, observé que una de ellas había podido escapar, no me preguntéis como, pero consiguió romper las duras medidas de seguridad que les había impuesto. Pensé en dar la alarma, pero lo pensé mejor y decidí dejarla libre... Un efecto secundario de ello, es el hecho de ver como hay personas que utilizan el hecho de que haya dejado escapar esa ilusión para regodearse en su autocompasión, con la excusa de decir tú tienes algo y yo no. ¿qué es lo que tengo? Un espejismo que sé perfectamente que se quedará en eso, una ilusión que pronto volverá ella sola a su celda, maltratada por la realidad... Claro que disfruto cada momento en que consigo huir de la realidad, pero dónde estaba todo el mundo cuando todas esas ilusiones estaban siendo aisladas, cuando mi corazón era un fugitivo de la justicia, cuando teníais vosotros esa ilusión y yo simplemente observaba...

Adoramos la autocompasión, no me cansaré de decirlo, como cerdos que disfrutan de revolcarse en el lodo, aún sabiendo que no es que sea muy higiénico la verdad, pero mola bastante...

Para terminar este rollo pseudofilosófico, todo es complicado, no lo niego. No siempre todo es tan maravilloso como pensaba cuando era pequeño, no lo niego, pero a veces nosotros mismos lo hacemos todo más complicado... Ahí fuera hay una persona cuya alma forma parte de la mía, qué importa que tenga 22 años o 30, que importa su pasado, que importa que en otra vida cometiera errores o que viva en la otra punta del mundo... Es complicado encontrar a esa persona, así que porque voy a darle excusas al Sr. Miedo.

¿Que por qué escribo esto? La verdad es que es complicado de explicar...